Mi aversión al chocolate
Tal vez la respuesta se encuentre en mi niñez cuando mi padre nos llevaba a la escuela. Salíamos de casa rayando casi la hora de entrada. Cuando ibamos en el auto, por alguna extraña razón, mi papá sintonizaba una estación de banda AM (XEQK) en donde en aquel entonces únicamente pasaban comerciales, pero puntualmente cada minuto anunciaban la hora: Las siete cuarenta y nueve, siete cuarenta y nueve! beep! "Andale que no llegamos!"
Recuerdo algunas de las frases que se repetían una y otra vez como recordatorio que era muy tarde y a manera de tortura casi comparable con las canciones de Barney: "La hora del Observatorio, misma de Haste, Haste la Hora de México", "Carlos Cerro el Hombre Bomba, no tiene sucursales", "De Sonora a Yucatán se usan sombreros Tardán", "Marcos Carrasco le rectifica su motor en 8 horas, consulte a su mecánico" y la frase que más se repetía después de dar a conocer la hora era "Chocolates Turín, ricos de principio a fin".
Tal vez desde ahi me prometí no usar un reloj, sólo utilizo uno para correr y otro para nadar. Aunque ahora que recuerdo nunca vi un reloj Haste. Sería un mito urbano?
Me importaba poco que Don Carlos Cerro, el hombre bomba, no tuviera sucursales, si por mi fuera hasta que se la arrancara. Mucho menos me interesaba que los dichosos sombreros Tardán fueran tan utilizados. Al menos yo no vi a nadie con ellos. Otro mito? Ni hablar de mandar a rectificar un motor en menos de 8 horas! Ni auto tenía!
Aunque sigo odiando los Chocolates, recuerdo con mucho cariño esos días y esos ratos en los que podía convivir con mi papá.
Las siete cincuenta y nueve, siete cincuenta y nueve... beep! Chocolates Turín, ricos de principio a fin...
La Marmota
Foto:
viernes, enero 15, 2010
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