miércoles, julio 27, 2011

Puente colgante para salir del cañón

Lo "pior" de lo "pior"... - Parte 5 de ya merito

Estando en el Ranchito me di cuenta que no estaba haciendo un gran tiempo. Atrás de nosotros venía la famosa barredora. No sé hasta a dónde llegaron porque nunca mas los volví a ver.



Así comencé a avanzar por la parte mas baja del cañón. En mis sueños guajiros pensaba que siempre iba a estar junto al río y el cualquier momento podría rellenar mi botella de agua. ¡Para nada! Esa idea erronea hizo que me aventurara en la parte mas desértica sin una gota de agua.

Mas adelante fue en donde nos encontramos el puente colgante en mal estado. Cuando llegué a él ya había gente cruzándolo. Asumí que esa era la ruta aunque no recordaba que hubiera mención a otro puente colgante aparte del que nos sacaba del cañón.

La verdad me dió mucho miedo cuando lo ví, pero ya estaba ahí y no me iba a rajar. Ustedes ya saben la historia. Casi me caigo del puente.

Salí de la zona del puente con la piernas hechas gelatina por el susto. Me temblaban muy feo. Entré a una parte en donde no había ni una sombra que nos cubriera. La piel me comenzó a arder como si me estuviera incendiando y hasta ese momento me acordé de ponerme bloqueador. Algo que se me ocurrió fué sacar la camiseta de manga larga. Usando las mangas me las amarré alrededor de la cabeza y eso me protegió el cuello, orejas y la espalda.

Avancé solo y caminando. Esperaba encontrar el río pronto. La sed era insoportable. Me sentía desorientado y comencé a tener fuertes contracturas por el calor y la deshidratación. Sentía como si tuviera algodón en la boca y no podía salivar. Traté de mantenerme tranquilo. Ahí sentí que me ayudó el entrenamiento. Era tal la sed que a veces me encontraba botellas vacías de corredores que había pasado antes y las levantaba para ver si podía tomar aunque sea unas gotas que quedaran.



Fué en esta zona en la que sentí la presencia de alguien que me seguía. Llegaba a escuchar murmullos y piedras que se movían metros atrás de mí. Volteaba pero no había absolutamente nadie. No me sentí solo. Lo que haya sido me ayudó. Así pasaron mas de 4 horas.

A veces escuchaba al río de mi lado derecho pero no lograba verlo. Hasta que por fin lo sentí cerca y me desvié unos metros de camino. Ahí estaba. Al ver el agua me dueron ganas de meterme completamente para refrescarme. Era agua turbia, café. Nos habían advertido no tomar de esta agua porque estaba contaminada pero no era momento para ponerse de delicado. Era eso o morirme de deshidratación. Traté de filtrarla y esterilizarla pero valió madres. De cualquier forma de reanimó.



Después del río volvi a ver a corredores. Ahí conocí a Jorge, Andrés y otra corredora. Comenzamos a platicar y les comenté que estaba tomando videos para escribir mi blog en Internet. De repente Jorge me pregunta, ¿Eres tú la Marmota?. Me ganó la risa.



Me comentó que había estado buscando información en Internet sobre la carrera y había leído mi blog. Le daba risa que en uno de los blogs habia puesto detalladamente todo lo que iba a cargar durante la carrera.

Nos estuvimos haciendo compañía de ahí en adelante. Juntos pasamos las temidas Zetas. Esta era la parte a la que tenía miedo aunque pensaba que estaba después de la cascada Rosalinda. Las crucé sin saber que eran ellas. Comenzamos a ascender hasta llegar a un camino sumamente angosto. De un lado estaban unas piedras y del otro un desfiladero profundo. De reojo lo ví y me dió miedo. Preferí no voltear hacia abajo mas que para dedicarle unas palabras a algunas de las personas que me apoyaron en este reto con sus mensajes. Sé que no mencioné a todos pero la verdad tenía pavor. No tengo miedo a las alturas, a lo que tengo miedo es a caerme. La vista desde ahí, aunque breve, valió todo el esfuerzo y sacrificio.



Casi al terminar las zetas encontré a un fotógrafo del DF que se puede encontrar en los Jugos Maratón que me hizo el favor de enseñar la técnica para salir de ahí. Se ve sentado al final del video con otra persona.



Al terminar las zetas por fin pude ver la bella cascada Rosalinda.



El llegar a Rosalinda dí mal mi número, dije 55 en lugar de 5. Ni modo. El número se había roto y lo traía en la bolsa del short. Ahí todos se portaron muy amables. Me ayudaron a enviar un mensaje para avisarme a mi esposa que todavía estaba bien. Nunca supe si lo recibió. En Rosalinda me separé de Andrés, Jorge y la corredora. Me esperé porque había un corredor del DF que tenía una rodilla muy lastimada y le iba a poner cintas K-tape pero no pegaron.

Agradezco a Andrés, Jorge y la otra corredora su compañía. La disfruté mucho.



Así inicié la subida de Rosalinda, todavía hay mucho que contar. Ahí no terminó la diversión... Llegó la noche y con ella los relámpagos y la lluvia....

Continuará...

La Marmota

No hay comentarios.: