No pensé escribir este blog. Sobre todo porque pienso que cuando alguien ayuda no es necesario estarlo publicando. Sin embargo, me animé porque en estos dias he estado leyendo que muchas de las personas que respeto y aprecio están prepárandose para ser voluntrarios en carreras como los maratones de Monterrey y Puebla, México.
He recibido muchos beneficios de correr: Salud, autoestima, y muchas alegrías. ¿Por qué no regresar un poco a este deporte?.
Después de enterarme de la cancelación del maratón de New York me dió mucha tristeza. Sobre todo porque fue manejado de una manera pésima. De eso ya he escrito anteriormente.
La tristeza no era solo por mí, sino porque entiendo lo que sintieron miles de corredores que entrenaron por meses con disciplina y entusiasmo para esa carrera que tal vez sería la primera. Me tocó ver las caras de desilución en las calles y en la expo. Un buen punto fue que Brooks puso todos sus articulos del maratón a mitad de precio y donó el 100% al fondo de recuperación de las devastaciones causadas por Sandy.
El sábado por la noche me fue a dormir pero sin tener sueño. Leyendo en las redes sociales me enteré que había varios grupos organizándose para correr diferentes distancias. Uno de ellos invitaba a correr el maratón completo de la forma original dando varias vueltas a Central Park en una carrera que bautizaban como Run Anyway Marathon.
Mi primera reacción fue pensar - ¡Yo también lo voy a correr! ¿Cómo chingados, no? -. Seguí leyendo algo me dijo que tal vez mi lugar por esta ocasión no era corriendo, sino ayudando.
Mi hotel estaba a unas cuadras de West Central Park. Tan pronto nos arreglamos nos fuimos a apoyar a los corredores pero aún no sabía cómo.
Llegamos y me encontré a mucha gente corriendo. El sol estaba pegando y comenzaba hacer algo de calor. Me tocó estar en una de las muchas colinas de Central Park. Veía la cara de cansancio de muchos corredores. El que ha corrido en Central Park sabe lo demandante de la ruta.
Me conmovió ver una persona que llevaba un gatorade grande y les ofrecía a los corredores. En menos de un minuto se le acabó. En la parte en donde estabamos habia poca gente y los corredores estaban corriendo sin ningún apoyo.
En ese momento se me ocurrió cómo podría ayudar. Nos fuimos a una farmacia que vimos en camino a Central Park y comencé a agarrar gatorades, botellas de agua, caramelos y vasitos. Mi problema era ver como me los iba a llevar. Estabamos como a tres cuadras pero eran largas y de ahí todavía faltaba entrar al parque y llevarlos hasta donde estaban pasando los corredores.
Como era muy temprano eramos prácticamente los únicos en la farmacia. Mi idea era esperar un Taxi saliendo de la farmacia. Se nos ocurrió preguntarle a la cajera que si nos permitía usar el carrito del super. Le llamó al gerente de la farmacia que estaba en la parte de atrás. Cuando llegó le dije - "Soy maratonista y estoy comprando esto para los corredores que están en Central Park. No tienen apoyo. Podría utilizar el carrito del super?" -. Sin pensalo ni titubear me dijo que sí. Me pareció genial. No sabía quién era yo. Nunca me había visto, pero me dejaba llevarme un carrito del super.
Volví a poner todas las cosas en el carrito, pesaban mucho y nos las llevamos a Central Park.
Llegamos a Central Park y comenzamos a repartir Gatorade. De algo sirve el buen Karma, la primera persona que se acercó a mi fue la actriz Jeniffer Carpenter de mi serie de televisión favorita, Dexter. Ella personifica a Deb Morgan, hermana de Dexter.
No lo podía creer. Apenas estaba abriendo el primer Gatorade. Me quedé en la pendeja viendola.
Comenzamos a repartir y la gente se comenzó a acercar. Algunos comenzaron a ayudarnos a repartir. Hubo uno en particular que estaba con su esposa e hija. Iba vestido normal. No era un corredor. Se presentó conmigo y me preguntó si podía ayudar. Le dije que por supuesto.
Estuvimos repartiendo las cosas y me daba gusto ver la sonrisa de los corredores cuando nos veían y su palabras de agradecimiento.
Llegó el momento que se nos acabó lo que había comprado y esa persona me preguntó que si le podía prestar el carrito del super para ir por mas. Le dije que lo acompañaba para que así pudiera traer mas en otro carrito y yo en el que estaba usando.
Nos fuimos platicando en el camino. Me contó que había nacido en NYC pero que no corría. Bueno, al menos no maratones, pero que siempre salía cada año a echarle porras a los corredores. Vivía a una cuadra de ahí.
Llegamos a la farmacia y le preguntamos a la cajera si nos podía prestar otro carrito pero era el único que tenían en toda la tienda. Nos repartimos los gastos y trajimos todos los gatorades y agua que les quedaban en la farmacia.
No recuerdo su nombre, pero ¡Gracias! |
Solo hubo una patrulla que pasó por el lugar y nos dijo que estabamos estorbando en el evento, ¿Cuál evento?. Estabamos en eso cuando justo enfrente de mí un corredor comenzó a tambalearse. Estaba mareado. Me quedé con él y me dijo que solo le faltaban 2 millas para terminar el maratón y se fue caminando. Le dijimos a los policias lo que había ocurrido pero nos ignoraron y se fueron.
Se comenzaron a juntar mas personas, unas a ayudarnos a recoger la basura y ponerlas en bolsas y otros a ayudarnos a repartir y echar porras.
Se acercó a mí un señor y me dijo - Ten, te lo mandan - y me dió un billete de $20 dolares. - Pasó un corredor y lo mando en agradecimiento -. Pensé, con esto puedo comprar mas gatorade.
Se nos acabaron los vasitos y fueron por mas. Vi con preocupación que cada vez teníamos menos Gatorade y agua.
Llegó el momento en que por fin se terminó lo que habíamos comprado me entró mucha tristeza porque aún pasaban muchos corredores. Me dieron ganas de llorar porque pensé que no podía hacer nada mas, pero me di cuenta que no podría competir con la organización del Maratón de New York.
Comencé a gritar y echar porras. Grité tanto que casi me quedo afónico. La persona que me ayudó se fué a despedir de mí y me agradeció haberle permitido ayudar. Al contrario le agradecí yo en nombre de los corredores.
Después de tirar la basura me fui hacia la meta del maratón oficial. Ver la cara de los maratonistas llegando a la meta fue algo memorable.
Al final de cuentas recibí algo mejor que cualquier medalla.
La Marmota