2010: Señales.
El inicio del 2010 me recibió con dos eventos muy raros. Yo no soy superticioso, pero las coincidencias y los momentos en los que sucedieron me han dejado mucho que pensar.
Había decidido no ir a la Ciudad de México para las fiestas decembrinas. Mi esposa ya había comprado sus boletos para visitar a su familia así que iba a quedarme solitario esos dias. Dias antes de mi viaje de trabajo a Philadelphia se me ocurrió invitar a mi papa para que viniera. Eso serviría para distraerlo y podría pasarme unos dias con él únicamente. Al principio no quizo, pero al final aceptó.
Mi hermana X al enterarse que mi papá venía me preguntó si ella y la comadre Ili podrían venir también. Eso me hizo muy feliz.
Me pasé unos dias muy relajados. Yo tenía vacaciones y los disfruté mucho. Nevó en dos ocasiones, algo que mi papá quería experimentar.
Finalmente mi papá regresó a la Ciudad de México el 30 de diciembre, asi que nos quedamos nada mas mi hermana X y la comadre Ili.
Algo que me gusta de ellas es que no son nada convencionales. Se nos ocurrió que no nos la ibamos a pasar en casa para año nuevo. Decidimos irnos al gimnasio y después buscar un restaurante para cenar.
Nos la pasamos increible: Jugamos basketball, hicimos algo ejercicios de fuerza, corrí un poco, estiramientos y finalmente nos fuimos a nadar. Pasé el fin de año nadando mientras escuchaba una canción que siempre me traerá muchos buenos recuerdos (Tres regalos).
De ahí estuvimos un rato en el jacuzzi, nos bañamos y fuimos a cenar.
De regreso a mi casa pasamos por el cementerio de mascotas. En ese lugar cremamos al ser que mas he amado en mi vida. Mi viejo amigo al que llamé Linux Hermenegildo, pero que todos lo conocían como Linucus.
Lo recibimos de cachorro, siendo un perro muy tranquilo y juguetón. En un viaje que hicimos lo dejamos encargado y al regresar nos encontramos que tenía una patita rota. No quiero saber lo que pasó, pregunté pero no me quisieron decir. Lo llevamos inmediatamente al veterinario. Le dimos todos los ciudados posibles. Todo parecía que iba a salir bien. El veterinario lo revisaba continuamente y nos decía que había grandes posibilidades que el hueso soldara bien y se recuperara completamente. Aunque a mi me parecía que Linucus estaba muy apagado. Dormía casi todo el día.
El día que mi esposa lo llevó para que le retirara la venda me llamó a mi trabajo con una mala noticia. El vendaje había estado tan apretado que su patita se había gangrenado. Sólo había dos posibilidades: sacrificarlo en ese momento o amputarle la patita. Sentí un fuerte escalofrío cuando escuche la noticia, pero no dudé en tomar la decisión de tratar de salvar su vida.
En la noche llegué a mi casa y Linucus estaba completamente diferente. Iba y venía como si nada hubiera pasado. Linux se convirtió en parte importante de nuestra vida. Hasta que lo tuvimos que ver partir debido a una enfermedad terrible. Aún así luchó hasta el final. Lo que la neurologa-veterinaria había calculado un mes o a lo mas dos meses de vida, con nuestro amor se volvió un año mas con nuestro Linucus. Algún día escribiré mas sobre la vida de mi perrito de las tres patas. Estoy convencido que en algún lugar y en algún momento nos volveremos a reunir.
También quiero mucho a mis hijos-perros actuales, Lucas y Frida, pero el cariño es diferente. Lucas es el tipico niño chillón y quiqueado que tiene cara de chiste y bonachona pero es muy huraño. Frida es un ser que nació para brillar. Tiene alma de lider y a cada rato quiere subirse a nuestras barbas para mandarnos.
Pues resulta que ibamos pasando por el cementerio de mascotas mientras hacía un frío de la fregada afuera. Yo iba manejando y mi hermana X estaba de mi copiloto. La comadre Ili iba en la parte de atrás. Estabamos platicando cuando de repente se abrió la ventana de Ili dejando entrar todo el frio. Las ventanillas de mi auto son eléctricas.
Nuestra primera expresión fue de "Que asco! Quién fue?", pero nada. Nadié había soltado una flatulencia. La comadre Ili juro y perjuro que ella no había abierto la ventana. Yo tenía las dos manos en el volante. Me acordé toda la noche de mi Linucus.
La mañana siguiente nos levantamos temprano para ir a correr al campo de golf. Después de bañarnos nos preparamos para irnos a recoger a mi esposa al aeropuerto.
En el semáforo que esta para salir de la ciudad donde vivo nos detuvimos. De repente a unos 50 metros vi un perro que estaba bajando de una pequeña colina. Venía como brincando. Me dió risa porque se veía que estaba olfateando todo. De repente vi como comenzó a cruzarse la calle mientras los autos se cruzaban sin detenerse. Afortunadamente, pude darme la vuelta a la avenida y me paré sin importar los autos de atrás. Cuando vi que el perro salió enfrente del auto me di cuenta que estaba cojeando. Sentí un escalofrío. Me bajé corriendo porque pensé que lo acaban de atropellar. Cual sería mi sorpresa al darme cuenta que era un perrito con tres patitas. Como mi Linucus!
Continuará...
La Marmota
martes, enero 05, 2010
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