jueves, septiembre 30, 2010

Septiembre 2010

Estoy triste porque este mes esta apunto de acabar. Me trajo muchas nuevas experiencias. Mi esposa y yo tuvimos oportunidad de pasar unos dias increíbles en México y hacer lo que en mis anteriores viajes me había perdido: Estar con la gente que quiero.

Fueron en realidad muy pocos dias. Aunque estuve dos semanas en México, la primera estuve trabajando. A los amigos que no pude ver, mil disculpas. Espero verlos pronto ya sea aqui en Dallas o a mi regreso en Diciembre.

A mis nuevos amigos, también un abrazo. Me dió gusto conocerlos fuera de cibermundo y darme cuenta que somos de carne y hueso. Sigan entrenando y espero poder correr con ustedes muy pronto.

Hay tantas cosas por recordar de este mes del Bicentenario: Los desfiles, paseos con Pao, las pláticas con mi papá, el viaje al Nevado de Toluca, el correr por las calles de mi amada Ciudad de Mexico. Me da alegría y a la vez nostalgia de acordarme. Son de esos momentos que se quedan grabados en el corazón para siempre.

¿Y se preguntarán y la patoaventura? Pues aqui les va. A nadie se la he contado así que será una primicia. Resulta que iba saliendo de casa de mi papá y como esta vez decidí no rentar un auto tuve que tomar un taxi. Estaba comenzando a lloviznar y desde la esquina hice la parada a un taxi. Cual fue mi sorpresa a ver la persona que manejaba era una mujer. Me subí al taxi y lo primero que le comenté a la taxista fué que era la primera vez que me subía a un taxi manejado por una dama. Era una mujer joven en los 30s.

Como a mi me habían secuestrado hace tiempo en un taxi le pregunté si no sentía que fuera peligroso, ya sea para un hombre o mujer. Siempre me gusta hacer platica con el taxista. Su respuesta fué que no sentía que fuera mas peligroso que ir como pasajero en un colectivo y caminando por la calle. De repente volteó y me dijo: "Te voy a poner una canción y dime que es lo que sientes cuando la escuchas". Respondí - "Errrr", sorprendido por el cambió drástico de conversación. Y que pone una la rola de Juanga:



"¡Ah chingá! ¿Qué onda?" - pensé - Y no acerté a decir mas que - "No pus (sic), se debe sentir bonito". A lo que respondió "Y te dijeran que eso es lo que ahorita lo están sintiendo por tí".

Ahi si me dió miedo: Era una cámara escondida, me iban a secuestrar o me estaban tirando la onda.

Ya no quería investigar. ¡Esquina bajan! Pagué, agradecí la rola y me perdí entre la gente.

La Marmota

No hay comentarios.: