El día que operé a mi gata
No se asusten, no quiere decir que agarré el cuchillo de la cocina y destripé a mi gata. Esta es la historia...
Toda mi niñez tuve gatos en lugar de perros. En mi casa hubo toda clase de gatos pero mi preferida fué una gatita eléctrica que Dios la armó con retazos que le sobraron. No le faltaba ningún color. Se llamó Wendy Wenceslao. Todavía me acuerdo de ella y la extraño. Fué una gatita muy dulce.
Wendy estaba esperando gatitos. Esa mañana comenzó en labor de parto. La teníamos en una cajita de cartón con telas. Al llegar la tarde los gatitos todavía no nacían y se veía que Wendy estaba sufriendo y no podía mas. No era la primera vez, en su parto anterior, el primero, había tenido los mismos problemas y la veterinaria le había ayudado inyectándole una sustancia para provocarle las contracciones.
Era domingo por la tarde y salimos mi hermano y yo a llevarla corriendo al veterinario que estaba como a tres cuatras de mi casa. En la esquina vimos a la veterinaria a punto de cerrar la cortina del consultorio para irse. Corrimos y llegamos justo a tiempo. Nos vió tan desesperados que abrió nuevamente el consultorio y nos dijo que pasaramos.
Pensé que iba a hacer lo mismo de ponerle la inyección y listo, pero no, nos dijo "Hay que hacerle una cesarea de emergencía si no se muere". Me asusté, pero le dije, "está bien". A lo que respondió - "pero es Domingo y mi ayudante ya se fué, así uno de ustedes se va a tener que quedar a ayudarme". Solo volteé a ver a mi hermano y vi como su cara se puso blanquísima. Estaba descartado. Ni modo, me tocó a mí.
Entramos a donde los opera y me puso una bata, me lavé las manos, me desinfectó y me puso guantes y una mascarilla. Ella por mientas hizo lo mismo y comenzó a preparar a Wendy Wenceslao. Le puso la anestesia y le comenzó a lavar la panza y a desinfectarla. ¿Les conté que era mi gata consentida?.
En eso sacó una navaja de rasurar antigua y ahi pensé "¡Bo Babes! ¿Cómo con eso?". Afortunadamente era para rasurarle los pelos de su pancita.
La veterinaria sacó su instrumental quirúrgico y me preguntó "¿Estás listo?". Y comenzó a operar a mi gatita abriendo el abdomen por capas hasta que llegó a la placenta y la sacó del abdomen. En eso me dice "Vamos a tener que retirar la matriz para que ya no tenga mas problemas". Yo sentía que mi corazón hacía bum bum bum... Donde si ya valió madres fué cuando iba a realizar los cortes y me dice "Detén aquí...". Tuve en mis manos las entrañas de mi Wences. Al realizar los cortes puso la placenta a un lado y me dijo. Los gatitos no han de haber sobrevivido a la anestesia porque no se mueven. No pasó un minuto cuando la bolsita comenzó a moverse. ¡Madres! Y me quedé con las cosas de Wences en las manos mientras la veterinaria abría la placenta y sacaba a los gatitos. ¡Estaban vivos! Tres hermosos gatos. Eran blancos como algodón.
La doctora se enfocó a rescatar a los gatitos mientras yo seguía deteniendo a Wendy abierta todavía de su pancita.
Para terminar suturó a Wendy de su pancita y está despertó de la anestesia después de un rato. No recuerdo cuánto tiempo tardó la operación ni porqué fuimos solos mi hermano y yo. Tampoco recuerdo como pagamos. No llevabamos ni un centavo.
Al salir veo a mi hermano y nos llevamos a Wendy a la casa. Esa noche me senti satisfecho de haber podido ayudar a salvar a mi querida Wences y lloré.
La Marmota
miércoles, abril 20, 2011
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