viernes, julio 29, 2011
Antes que nada muchas gracias por todos sus comentarios sobre mi relato de esta carrera. Ojalá que esta serie de blogs animen a mas corredores a vivir a esta experiencia. Y además sirva para orientarlos un poco en como enfocar sus entrenamientos y puedan darse una pequeña idea de lo que van a encontrarse en la querida Sinforosa.
Ahora sé que cometí errores de entrenamiento y en la carrera misma, tal vez subestimé el cañón pero cuando investigué no encontré mucha información para documentarme. Realmente no sabía lo que me iba a esperar. Esta carrera requiere un entrenamiento físico y mental muy fuerte. Hay muchas anéctodas que se quedaron en el cajón de los recuerdos pero es imposible contarlas todas con un blog.
Emmy me contactó para recordarme el nombre del joven que nos acompañó durante toda la subida: Francisco, mejor conocido entre sus amigos como "El Cholo". Si alguien lo conoce por favor diganle de mi parte que le agradezco su ayuda.
Tampoco hubo tiempo de contarles de las horrorosas moscas chupasangre. Son realmente asquerosas. Me encontré dos que me estuvieron dando lata hasta que con la camiseta de manga larga improsivé un matamoscas gigante. ¡Zap!. Lo siento Greenpeace.
Menos hubo tiempo para contarles del árbol de limón que crece en el cañón, ni de la roca gigante que tiene un árbol que crece arriba y cuyas raíces se incrustan en la misma roca. Todo eso se queda en los recuerdos de mi corazón.
El final
Emmy, Alberto, Francisco y yo iniciamos nuestro recorrido. Pensabamos caminar lo que nos restara. Nos habían dicho que había dos rutas: La oficial de la carrera y una mas larga por donde iban todos los vehiculos. Iniciamos la subida hacia la parte en donde se dividen los dos caminos en donde hay un portón.
Avanzamos como 300 metros y me acordé que traía una de esas hojas de mylar que te dan al terminar los maratones. Yo tenía mucho frío e hice el comentario que la iba a usar. La saqué y me la puse de capa. Francisco iba al lado mío y escuché que me dijo - espérenme, ahorita los alcanzo - Me adelanté hasta donde estaba Emmy y Alberto se quedó unos metros atrás. Pasaron muchos minutos y Francisco no regresaba. Nos comenzamos a preguntar qué sucedía.
Alberto bajó nuevamente hasta el campamento y regresó diciendo que ahí venía Francisco. Cuando llegó nos dijo, "voy a tener que bajar nuevamente, adelántense y luego los alcanzo". Lo entendí bien. El solo traía una sudadera muy ligera y ya estaba haciendo mucho frío. Tampoco había comido en todo el día. Pienso que al partir se dió cuenta que todavía faltaba mucho y reconsideró. Seguramente ya estaba muy cansado. No se lo tomamos a mal. De cualquier forma su intervención nos ayudó a que el organizador nos dejara partir. Hubo corredores que llegaron mucho antes que nosotros y que de plano no los dejaron seguir.
Por fortuna el esposo de Emmy estaba todavía ahí. El tenía una camioneta. Se ofreció muy amablemente a abanderarnos pero tendríamos que irnos por el camino largo, el de los coches, y así lo hicimos. Caminamos, caminamos y caminamos a paso rápido... Al principio estabamos platicando pero de pronto me quedé callado mientras Emmy y Alberto iban platicando unos metros adelante. Para mi mala suerte comencé a rozarme la ingle y me dolía al caminar. Me acordé que tenía BodyGlide en mi mochila y me la comencé a poner. Desgraciadamente en ese momento Emmy y Alberto voltearon y me dió mucha pena. El auto del esposo de Emmy me alumbraba directamente y me agarraron con las manos en la masa.
Mientras tanto mi esposa estaba esperándome en la meta. La acompañaba la mamá de Alberto, el Presidente Municipal, una de las organizadoras, un organizador de tours de un grupo que venían del DF y unos paramédicos tomandose una "canelita". Cuando se enteraron que unos locos había salido del último campamento decidieron mandar varias camionetas, una ambulancia, la patrulla del palacio Municipal y otras mas para decirnos que ya nos subieramos. Nuestra respuesta era la misma - No gracias, vamos a terminar -. Nos pedía nuestros nombres, números y avisaban a la meta por radio que no nos queríamos subir. La preocupación de los organizadores era que al otro día se tenían que despertarse muy temprano para la carrera de medio maratón. Los chicos que contaban el tiempo ya se habían ido y el inflable de la meta ya lo habian guardado.
Llegó el momento en que Alberto tuvo recepción del teléfono, ya estabamos muy cerca del pueblo y le habló a la organizadora de su tour para que le avisara a su mamá que estaba bien. La organizadora estaba ya en su hotel, pero la mamá de Alberto seguía esperándolo en la meta acompañada por mi esposa. Le pedí que me prestara su teléfono para llamarle a mi esposa pero tampoco no me contestó, se le había acabado la batería.
Mi esposa me cuenta que cada que les reportaban por radio que no nos queríamos subir se iban enojando mas los organizadores. Mandaron avisarnos que ya nos habían descalificado por haber tomado otra ruta y que no nos iban a dar medalla. Era lo de menos, queríamos llegar.
De repente comencé a sentirme muy pesado. El burrito y la cocacola habían dejado de tener efecto. La mochila me pasaba mucho. Se me ocurrió preguntarles por qué no poníamos las mochilas en la camioneta del esposo de Emmy que nos seguía atrás, pero ya teníamos flojera hasta de quitarlas y así seguimos.
Y nos dieron alcance las camionetas con la gente que venía de último puesto de abastecimiento y los voluntarios de Rosalinda. Venían todos los corredores lastimados y aquellos que dejamos atrás. Las camionetas se detenían y nos pedían que nos subieramos. Hasta nos dijeron que ya no había nadie en la meta. Nos pedían nuestros datos nuevamente y los números. Era la misma historia, avisaban que no nos queríamos subir.
Vimos pasar a Francisco que iba atrás de una cuatrimoto manejada por un compañero. Nos despedimos brevemente y le preguntamos cuántos nos faltaba. El otro muchacho de la cuatrimoto nos gritó. ¡Les faltan entre 15 y 20 kms!. Pinche escuincle. Ya era guerra psicológica.
Las dos últimas camionetas que salieron estaban llenas de policias. Se bajaron y nos rodearon con armas largas. No nos apuntaron, solo las cargaban. Aún así, ¡que miedo!. Nos dijeron amablemente: - Súbanse a la camioneta porque ahora sí, ya somos los últimos y aquí ya es muy peligroso. No nos hacemos responsables si aqui les sale alguien y les hace algo . Además aquí en adelante se pueden perder-. Se acercó a mí el jefe de la policia y le pedí que nos dejara continuar bajo nuestra responsabilidad. Se nos quedó viendo y dijo "Está bueno, pero dénme sus números y nombres por si los vienen luego a reclamar".
Calculo que ahí a la meta faltarían de 2 a 3 km. Solo les quiero platicar que ahi fuimos testigos de algo que yo creo fué de las cosas que mas me impresionaron de todo el viaje. El lugar estaba muy oscuro. De no ser por las luces de la camioneta del esposo de Emmy, nuestras lámparas no alumbraban casi nada. De repente en el camino vimos a tres niñas entre 4 y 6 años caminando solas en dirección contraria. Iban agarradas de la mano. Nada mas se nos quedaron viendo. No llevaban lámpara. Me quedé petrificado. Todavía me pregunto por qué no les dijimos nada. Yo creo que todos nos sorprendimos. Eran mas de la 12 AM. ¿Qué estaban haciendo unas niñas solas caminando por la noche?. Yo me sentía ya muy mal, estaba hipotérmico.
Cuando por fin llegamos eran después de la 1 AM. Nunca supe exactamente. En la meta estaba mi esposa, la mamá de Alberto, que al abrazarlo se le olvidó el enojo, el Presidente Municipal, unos paramédicos y dos jovenes que nos entregaron nuestras medallas.
Mi cuerpo cuerpo temblaba sin control. Mi esposa había pedido que la señora de un puesto callejero me guardara unos tacos de bisteq. Apenas los probé.
Para acabarla de fregar no pude bañarme. El agua en la pensión estaba helada y tuve que dormirme en mi jugo, con temperatura y extremadamente deshidratado.
A pesar de todo, pude dormir después de mas 24 horas de estar despierto.
Gracias
Si me preguntan si me hubiera gustado llegar a la meta en 13 o 15 horas claro que sí, pero por nada del mundo cambio todas vivencias que tuve en ese cañón y el haber encontrado a todas las personas que conocí. Agradezco a Dios la oportunidad de permitirme haber vivido esta experiencia. Le agradezco a mi esposa que me apoyó por todo su amor. Está carrera se la dediqué a ella y no le podía fallar.
Muchas cosas pudieron salir mal. Hubo muchos corredores que tuvieron esguinces. Uno con una pierna rota y otro con el pie fracturado. Gracias a Dios Alberto, Emmy y yo llegamos sumamente cansados pero completos.
Sinforosa, nos vemos el próximo año. Tenemos una cita. Ponte guapa.
La Marmota
jueves, julio 28, 2011
La subida - Parte 6 y ahora si ya meritito se acaba esto
Comencé el ascenso final para dejar el cañón a partir de la Sinforosa. Recuerdo que venía con el fotografo de Jugos Maratón y otra persona que no recuerdo. Atrás de nosotros nos comezaron a seguir tres muchachos de Preparatoria que estaban de voluntarios en Rosalinda. Antes de partir pregunté cuánto faltaba para salir del cañón y me dijeron que eran como 3 kms. Serían pasadas de las 7 PM. Mi reloj se había parado cuando llevaba 14 horas pero nunca supe cómo se detuvo. También llevaba mi Garmin que olvidé poner a funcionar en la entrada del cañón como tenía planeado. ¡Chale! La tecnología vale para puro sorbete abajo del cañón.
Al poco tiempo de comenzar a subir ví una cara familiar, era Emmy. Nos volvimos a saludar. En ese momento nos quedamos solos Emmy, uno de los muchachos de preparatoria y yo. Un poco mas abajo venía Alberto solo y de repente le gritabamos para ver si venía bien. El muchacho de preparatoria chiflaba para ver como venían sus compañeros abajo. Poco a poco las respuestas se escuchaban mas lejanas.
Llegamos a las Tinajas en donde estaban unos Policias muy malencarados. Los saludé pero no me contestaron. Llevaban sus uniformes de policias, botas tipo militar y tremendas pistolotas. No se portaron mal con nosotros pero no nos detuvimos ahí para nada. Todavía había algo de luz del sol aunque estaba ya muy nublado.
Ahi salimos de las Tinajas y comenzamos a subir rumbo al mirador. Parecía una escalera interminable. Ibamos a buen paso pero mientras subíamos comenzabamos a sentir los efectos otra vez de la altura. Un poco mas arriba nos encontramos unas persona que tenían un costal de naranjas. Estaban sentados en una orilla del precipicio. Me dieron una y así como va me la comí. Le hice un hoyo y la desbaraté con mis dientes. Como si no hubiera comido en años.
Y se hizo de noche... Así de repente como si alguien hubiera apagado el interruptor de la luz. Saqué mi lámpara de minero y le pasé una lámpara de mano a Emmy. No la utilizó porque había partes en donde nos teníamos que agarrar de alguna piedra para subir. ¡Eso era escalar!
De repente... ¡Madres! El primer relámpago... ¡Ay nanita, no puede estar pasando! Y que comienza la lluvia. ¡Recontramadres!. Abajo de una piedra me pude poner mi camiseta de manga larga y la chamarra ultraligera. Me pasé para adelante del grupo porque era el único que traía lámpara de minero. Desde ahí se veía una lámpara que hacía señales desde el mirador aunque todavía se veía muy lejos. Mi gran preocupación era que mi esposa estuviera todavía esperándome y saber cómo se regresaría al pueblo ya de noche. Comencé a gritar pero no obtuve respuesta. Solo se escuchaba mi eco que rebotaba. Emmy me ayudaba.
Con la lluvia el camino se hizo muy resbalozo y era verdaderamente impresionante ver como se iluminaba todo con los rayos que caían a nuestra espalda. De haber podido y tener tiempo me hubiera quedado ahí para apreciar ese espectáculo maravilloso pero a la vez terrorífico. La neta si tenía miedo y solo se me ocurrió decirles que nos imaginaramos que estabamos en un parque y que estabamos caminando hacia el auto. ¿Cuál parque? ¿Cuál auto?. ¡Bangggg! Los relámpagos estaban muy feos.
En una de las veces que nos paramos nos alcanzó Alberto y estuvimos platicando que como diera lugar ibamos a terminar la carrera. En algún lugar nos habían dicho que el año pasado había llegado un corredor hasta las 3 AM.
Ojalá pudiera recordar el nombre del chico que nos estaba sirviendo de guía. No había comido en todo el día y era la segunda vez que había bajado hasta Rosalida para acompañar a corredores. Eso lo hacía sólamente como voluntario.
No recuerdo cuántas veces Emmy y yo le preguntamos, ¿Falta mucho? El chico siempre nos contestaba, "no mucho, solo que lleguemos a la cuevita y ahi esta el puente a unos metros". Pasamos como 3 o 4 cuevitas. Por fin el camino se hizo un poco plano y en el fondo vi unas lámparas. Eran unas mujeres voluntarias esperándonos para ayudarnos a cruzar el puente colgante. No se veía nada. No sabía si iba a estar en el mismo estado que el puente colgante en el que estuve a punto de caer. Esto fué lo que pude captar con la cámara.
Después de ahí ya no grabé. El arnés de la camára estaba abajo de mi camiseta larga y aparte volvía cerrar mi chamarra porque ya estaba haciendo frío.
Del puente al mirador todavía queda un tramo muy largo como de 2 kms en una pendiente muy larga, pero ya es camino de terracería. Ahí llegan autos y cuatrimotos.
Cuando por fin llegamos al mirador nos encontramos al esposo de Emmy que ya estaba muy preocupado. No ví a mi esposa por ningún lado lo que me hizo suponer que estaba en la meta. Eran alrededor de las 11 PM. Emmy y su esposo se quedaron platicando aparte y Alberto y yo nos fuimos a una tienda iluminada. Volví a darles mi número y mi nombre. Nos ofrecieron unos burritos y Coca-cola y nos dijeron que todo estaba acabado, que ya no podíamos continuar. ¿Cómo? Pero si abajo nos dijeron que sí, respondí. Es que ya está muy oscuro y se van a perder, me dijeron.
Todavía me puse mis moños y les pregunté de qué eran los burritos. Se rieron de mi pregunta. ¡Ah claro, lo melidroso no se me va a quitar en un momento así! Eran de frijol. Quedaban como 5 y me comí uno. Me regresó el alma a mi puerquesito.
En eso se acercó Emmy para comer algo y volvimos a preguntarnos entre nosotros si seguiríamos. Nuestra respuesta fué afirmativa. Nos dijeron que teníamos que pedir permiso a uno de los organizadores el cual estaba con un radio. Nos acercamos y nos recetó la misma historia, se van a perder, ya no hay nadie alla, ya no hay abatecimiento en el camino, etc. En eso se acercó el muchacho que nos había acompañado en la subida y le dijo "¡yo los acompaño...!". El organizador volteó y dijo "bueno pues..." ¡Ay bueeeyyyyyy!
Continuará....
La Marmota
miércoles, julio 27, 2011
Lo "pior" de lo "pior"... - Parte 5 de ya merito
Estando en el Ranchito me di cuenta que no estaba haciendo un gran tiempo. Atrás de nosotros venía la famosa barredora. No sé hasta a dónde llegaron porque nunca mas los volví a ver.
Así comencé a avanzar por la parte mas baja del cañón. En mis sueños guajiros pensaba que siempre iba a estar junto al río y el cualquier momento podría rellenar mi botella de agua. ¡Para nada! Esa idea erronea hizo que me aventurara en la parte mas desértica sin una gota de agua.
Mas adelante fue en donde nos encontramos el puente colgante en mal estado. Cuando llegué a él ya había gente cruzándolo. Asumí que esa era la ruta aunque no recordaba que hubiera mención a otro puente colgante aparte del que nos sacaba del cañón.
La verdad me dió mucho miedo cuando lo ví, pero ya estaba ahí y no me iba a rajar. Ustedes ya saben la historia. Casi me caigo del puente.
Salí de la zona del puente con la piernas hechas gelatina por el susto. Me temblaban muy feo. Entré a una parte en donde no había ni una sombra que nos cubriera. La piel me comenzó a arder como si me estuviera incendiando y hasta ese momento me acordé de ponerme bloqueador. Algo que se me ocurrió fué sacar la camiseta de manga larga. Usando las mangas me las amarré alrededor de la cabeza y eso me protegió el cuello, orejas y la espalda.
Avancé solo y caminando. Esperaba encontrar el río pronto. La sed era insoportable. Me sentía desorientado y comencé a tener fuertes contracturas por el calor y la deshidratación. Sentía como si tuviera algodón en la boca y no podía salivar. Traté de mantenerme tranquilo. Ahí sentí que me ayudó el entrenamiento. Era tal la sed que a veces me encontraba botellas vacías de corredores que había pasado antes y las levantaba para ver si podía tomar aunque sea unas gotas que quedaran.
Fué en esta zona en la que sentí la presencia de alguien que me seguía. Llegaba a escuchar murmullos y piedras que se movían metros atrás de mí. Volteaba pero no había absolutamente nadie. No me sentí solo. Lo que haya sido me ayudó. Así pasaron mas de 4 horas.
A veces escuchaba al río de mi lado derecho pero no lograba verlo. Hasta que por fin lo sentí cerca y me desvié unos metros de camino. Ahí estaba. Al ver el agua me dueron ganas de meterme completamente para refrescarme. Era agua turbia, café. Nos habían advertido no tomar de esta agua porque estaba contaminada pero no era momento para ponerse de delicado. Era eso o morirme de deshidratación. Traté de filtrarla y esterilizarla pero valió madres. De cualquier forma de reanimó.
Después del río volvi a ver a corredores. Ahí conocí a Jorge, Andrés y otra corredora. Comenzamos a platicar y les comenté que estaba tomando videos para escribir mi blog en Internet. De repente Jorge me pregunta, ¿Eres tú la Marmota?. Me ganó la risa.
Me comentó que había estado buscando información en Internet sobre la carrera y había leído mi blog. Le daba risa que en uno de los blogs habia puesto detalladamente todo lo que iba a cargar durante la carrera.
Nos estuvimos haciendo compañía de ahí en adelante. Juntos pasamos las temidas Zetas. Esta era la parte a la que tenía miedo aunque pensaba que estaba después de la cascada Rosalinda. Las crucé sin saber que eran ellas. Comenzamos a ascender hasta llegar a un camino sumamente angosto. De un lado estaban unas piedras y del otro un desfiladero profundo. De reojo lo ví y me dió miedo. Preferí no voltear hacia abajo mas que para dedicarle unas palabras a algunas de las personas que me apoyaron en este reto con sus mensajes. Sé que no mencioné a todos pero la verdad tenía pavor. No tengo miedo a las alturas, a lo que tengo miedo es a caerme. La vista desde ahí, aunque breve, valió todo el esfuerzo y sacrificio.
Casi al terminar las zetas encontré a un fotógrafo del DF que se puede encontrar en los Jugos Maratón que me hizo el favor de enseñar la técnica para salir de ahí. Se ve sentado al final del video con otra persona.
Al terminar las zetas por fin pude ver la bella cascada Rosalinda.
El llegar a Rosalinda dí mal mi número, dije 55 en lugar de 5. Ni modo. El número se había roto y lo traía en la bolsa del short. Ahí todos se portaron muy amables. Me ayudaron a enviar un mensaje para avisarme a mi esposa que todavía estaba bien. Nunca supe si lo recibió. En Rosalinda me separé de Andrés, Jorge y la corredora. Me esperé porque había un corredor del DF que tenía una rodilla muy lastimada y le iba a poner cintas K-tape pero no pegaron.
Agradezco a Andrés, Jorge y la otra corredora su compañía. La disfruté mucho.
Así inicié la subida de Rosalinda, todavía hay mucho que contar. Ahí no terminó la diversión... Llegó la noche y con ella los relámpagos y la lluvia....
Continuará...
La Marmota
martes, julio 26, 2011
El cañón - Parte 4 de menos
Debo confesar que tan pronto ví las dimensiones del cañón entré en pánico. Comencé a bajar y a no menos de 50 metros. ¡Madres! Me resbalé porque las piedras estaban mojadas y me dí un golpe muy fuerte. Mis tenis carísimos valieron para una fregada. Uno de los palos de trekking se rompió en al primera caída. El primer golpe fué tan duro contra la piedra que me hizo volverme sumamente cauteloso en la bajada perdiendo mucho tiempo. De nada sirvió, recuerdo que al menos fueron 7 buenos fregadazos los que me dí antes de llegar a la base del cañón.
En una de las caídas se me rompió el short de atrás. Afortunadamente tenía ropa interior de compresión del mismo color. Ya me veo por todo el cañón enseñando las nachas.
La bajada se me hizo eterna. Sigo si entender como le hacen los Rarámuris. Ellos bajaron a toda velocidad por los mismo lugares. Nunca los pude ver.
En el camino de bajada me encontré a Emmy y estuvimos platicando un rato hasta que se adelantó. Todavía no llegaba a la base del cañón y ya llevabamos 4 horas encima.
La parte que me dió mas miedo de la bajada fue una pared de piedras sueltas. Abajo estaba muy profundo y tenía que cruzarla lateralmente. ¡Nunca entrené para esto! Hubo un momento en que las piedras se empezaron a deslizar. Si alguien llegara a caerse ahi podría haber una avalancha de piedras que aplastarían a la persona. Al final del video se ve a Alberto, el otro corredor con el que terminé. Nos volvimos a encontrar antes de subir.
Cuando por fin llegué a la base del cañón encontré varios cruces con un río. El agua era todavía clara y nos dijeron que se podía tomar. Grave error mío fue no rellenar mi Camelbak. También encontré a los famosos burros que sirven para bajar abastecimiento y para subir a los corredores con problemas. Pobrecitos animales. Están varios días abajo. Tal vez sin comer. En las noches los murciélagos se dan un festín con su sangre.
La temperatura abajo es diferente a la de arriba del cañón. Era muy caliente y húmeda.
En el siguiente video se puede ver la diferencia de técnicas de dos personas locales para cruzar el río a diferencia de nosotros. No eran corredores y quién sabe a dónde iban.
Por fin llegue al siguiente punto de registro conocido como el Ranchito después de 6.5 horas. Ahí me registraron nuevamente y me pusieron una pulsera anaranjada. Sólo traía media botella de agua de río. En ese lugar fué en donde cometí el error mas grave de toda la carrera. Espero que al relatar esto ayude a que nadie mas cometa el mismo error.
Si, me equivoqué. Y lo pagué muy caro con tiempo y casi la vida. Cuando llegué me encontré que había solo dos cubetas con agua y en el fondo algo de tierra. Me dio asco. Pensé recolectar mi propia agua en el próximo cruce del río y me tomé la única reserva de agua traía. ¡Horror y error! La siguiente agua la encontré mas de cuatro horas adelante y era la del río verde. Pero no nos adelantemos...
¿En dónde estaban los burritos de carne, huevo y de frijol, el agua suficiente, los electrolitos, la fruta y los dulces? No sé. Eran esas dos cubetas de agua y una bolsa casi vacia de powerade.
La parte mas difícil del trayecto comenzó a partir de aquí.
Continuará...
La Marmota
domingo, julio 24, 2011
El inicio de la carrera - Parte 3 de varias
Llegué a la salida pocos minutos después de las 4 AM. La mañana estaba fría y húmeda. Había llovido toda la noche.
Los organizadores habían pedido que llegamos una hora antes para que hubiera tiempo de registrar a todos. Eramos aproximadamente 300 corredores. Hubo un poco de malestar porque la gente del registro fué llegando a las 4:30 AM. Fuí de los primeros que se pudo registrar. Ahí me pusieron una pulsera color amarillo.
La fila era muy grande. Ahi estabamos mezclados todos los corredores: Aquellos que usaban los tenis sofisticados y costosos y otros con huaraches de llanta o chanclas de plástico. Fué maravilloso estar junto a ellos.
Encontré a Edgar de Toluca y Pablo de Chihuahua con sus familias. Nos saludamos y deseamos buena suerte. También volví a ver a la coach Lilia Figueroa que había ido a desearle buena suerte a sus pupilos. Roger, el esposo de Lili, me tomó esta fotografía.
La fila de registro estaba tan larga que tuve oportunidad de pasar al baño en dos ocasiones. No hubo ninguna fila en los baños. Cuando regresé de mi segunda parada técnica los corredores ya estaban saliendo. Apenas me dió tiempo de poner mi cronómetro. El Garmin lo llevaba y mi plan era utilizarlo a partir de la entrada del cañón. Eran mas o menos las 5:17 AM. Nunca mas pude ver o alcanzar a un Rarámuri. Salieron a toda velocidad, hombres y mujeres.
Las calles de Guachochi todavía estaban oscuras, tuve que usar la lámpara para guiarme. Al salir del pueblo el camino se volvió sin pavimentar y con muchos hoyos que estaban llenos de agua. Había partes en donde había mucho lodo. Había que sortear los hoyos con la poca luz que teníamos. Comencé corriendo a mi paso de maratón pero la altura me pego muy pronto. Guachochi esta a 2400 msnm. La carrera mas alta en la que había participado fué en la Cd de México a 2200 msnm. Yo vivo a 60 msnm en Dallas.
La distancia de área de salida al cañón son aproximadamente 17 km. En ese trayecto comenzó a amanecer. Lo peor que ví fue un corredor que se iba a detener para una parada técnica atrás de un muro de piedra sin saber que ese terreno lo rodeaba un alambre de púas que por la oscuridad no se veía. ¡Madres!. Edgar y yo ibamos juntos y nos dimos cuenta, nos detuvimos a auxiliarlo pero el corredor herido decidió seguir con una cortada que sangraba.
En la ruta al cañón hay algunas subidas de consideración las cuales decidí caminar para guardar energías. Comencé a sentir calor y me quité la camiseta de manga larga. La humedad me empañaba los lentes. A Edgar no le pegaba la altura porque en Toluca viven a mayor altura a la de Guachochi y ese no fué un factor para él. Dejé que se adelantara. Mi corazón latía muy acelerado.
En la ruta al cañon tuvimos tres puestos de abastecimiento con botellas de agua y de suero. Mi error fue tomarme las que me dieron y no guardarlas para lo peor. En uno de los puestos me volvieron a tomar el registro de mi número y me pusieron otra pulsera pero de color azul. No había rellenado mi Camelbak porque pensaba llenarla tan pronto encontrara el río.
Antes de entrar al cañón se volvió una zona arbolada. Al acercame por fin vi lo que me esperaba. ¡En la recontramadre...! !El cañón estaba inmenso!
Continuará...
La Marmota
sábado, julio 23, 2011
Lento pero seguro
Este blog no tiene que ver nada con la historia. Simplemente es una prueba porque me estoy tardando mucho editando y pegando fotos con la interface de blogger.
Este programa se llama Raven. Vamos a ver como está. Instalé antes otro llamado Blogjet pero tronaba cuando trataba de poner acentos.¡Vale madres!
No pido mucho, solo que me deje pegar las fotografías y videos sin tanto problema, que es en lo que mas me tardo. Se supone que este programa es WYSIWYG. Vamos a ver si es cierto.
Antes de este párrafo debe haber una fotografía con las antepenúltimas del 10K de la carrera de San Silvestre del 2010 en el Distrito Federal.
Antes de este párrafo debe haber otra fotografía de la misma carrera. El único problema es que no me deja poner nada después del video.
La Marmota
viernes, julio 22, 2011
Parte 2 de muchas
Este blog lo escribo esperando que alguien pueda resolver alguna duda como las que yo tuve acerca de la logística para inscribirse al Ultramaratón de los Cañones y lo relacionado con el viaje a Guachochi.
Tan pronto me enteré de esta carrera en Febrero, gracias a @LuzdeAgosto, me despertó un gran interés. Nunca había estado en Chihuahua y ni siquiera me imaginaba lo que sería la Sierra Madre. De la carrera únicamente tenía referencias por un video que rolaba en youtube con música de Coldplay (Viva la vida).
El primer problema fué investigar cómo podía inscribirme. El Municipio de Guachochi decidió organizar la carrera a partir de este año. Mi comunicación fue básicamente por medio de correos electrónicos. Tuve que pedirle a mi cuñada que hiciera el depósito bancario de $400 pesos para pagar la inscripción ya que vivo fuera de México. Ella escaneó la ficha de depósito y los organizadores me enviaron un formato por correo electrónico que tuve que enviar de vuelta. La única confirmación fue otro correo avisándome que ya estaba inscrito.
Una vez inscrito compré los boletos de avión. Afortunadamente hay vuelos directos de Dallas a Chihuahua capital. Yo quería rentar un auto para transladarme de ahí a Guachochi y hubiera sido lo mejor, pero mi esposa tuvo miedo por las noticias de inseguridad asi es que decidimos irnos en autobús. Hay dos lineas que van de Chihuahua a Guachochi: Los Ballezanos y Estrella Blanca. Yo viajé por los Estrella Blanca aunque mi error fué elegir la ruta larga por Creel. ¡Hice mas de 9 horas! La ruta por Parral es de poco mas de 6 horas, pero en auto particular son mas o menos 4 horas según gente que venía de Chihuahua. Los autobuses Ballezanos son polleros. La próxima vez que vaya voy a rentar un auto.
El siguiente problema fué buscar a dónde me iba a hospedar. Llegando a Chihuahua nos quedamos en un hotel de una cadena de USA que se suponía estaba cerca del aeropuerto: Best Western Cumbres Aeropuerto. ¡Nada que ver! Carísimo, chafa y en medio de la nada. No había en esa zona ningún restaurante, solo unos cuantos Fast Food. Afortunadamente estaba a menos de 1 km de la Central Camionera.
La primer sorpresa que me llevé fue con el cambio de horario. Chihuahua está una hora antes de del Centro de México y Dallas. Por fortuna me enteré antes de dormir el miércoles que llegué. El jueves salimos a Guachochi a las 6:30 AM. El boleto de camión lo había comprado con anterioridad por teléfono llamando al Centro de Reservaciones de Estrella Blanca y el pago lo hice con una tarjeta de crédito.
Lo más dificil del viaje fué conseguir hospedaje en Guachochi. Me encontré una página en Internet en donde venían teléfonos de varios hoteles pero algunos números no funcionaron. Tan pronto me inscribí llamé al hotel Cumbres y me hicieron una reservación. Mi error fué no llamar constantemente para confirmar. Una semana antes marqué y me dijeron que yo no tenía ninguna reservación porque nunca había hecho un depósito. ¡En la madre! Nunca me dijeron. Reservé en Febrero y me dijeron que en Mayo habían decidido cancelar reservaciones sin depósito. Para acabarla ya estaba todo lleno. Llamé a otros hoteles y lo mismo. ¡No hay derecho Chatos!. En el hotel Cumbres me dijeron que lo único que podían hacer por mi era reservarme la Suite pero el precio sería casi cuatro veces mas. ¿Hay Suites en Guachochi?.
Tuve que recurrir a la Alta Dirección de Lógistica y Eventos Especiales de mi casa, osea mi esposa, para que me ayudara a arreglar el problemón. Intentamos llamar a otro hotel pero el teléfono estaba desconectado. El segundo intento fue a un lugar llamado "El Mesón de Doña Lucha". Rinngggg.... Riiinnggg. ¿Bueno?. En dos o tres minutos ya teníamos lugar para quedarnos. Doña Lucha tiene en su casa cuartos que renta. Ella y toda la gente de su casa fueron muy amables. Si uno quiere le pueden hacer de comer con un costo adicional y está muy rico.
Doña Lucha fué enfermera y tiene permiso de partera. De hecho su casa tiene varios cuartos porque ahi fué una maternidad de la región. Ahora es casa de huéspedes. En cada uno de los cuartos nacieron muchos bebés.
Los otros dos hoteles que recuerdo que recibieron buenos comentarios son el Melina y Cumbres, aunque este último está en la entrada del pueblo y algo retirado de la meta. Bueno, ni tanto, pero en la madrugada de la carrera y después correr puede ser un inconveniente. Por lo general los taxistas son muy manchados estos días. Por ejemplo, al día siguiente a la carrera quise que mi esposa visitara el mirador de la Sinforosa y los precios variaban de $350 a $600 por el mismo viaje. ¡Pase usted a creer!
La mayoría de los corredores que no eran de la región venían del DF, Estado de México y Monterrey. Casi todos llegaron en autobuses de turismo y con un paquete que incluía hotel y transportación. Hubo algunos tours que también incluían viajes a regiones cercanas como Creel y a las Barrancas del Cobre. Yo creo que esa opción es la mejor para la gente que vive en México.
Vi muy pocos corredores extranjeros. Algunos Kenianos que venían solo a las carreras de 10 km y 21 km. El viernes recogimos los números y por el audio avisaron que había gente de Argentina, nunca los ví, pero hubo unos corredores con jerseys que atrás decía Cuba, serían como cinco. También anunciaron que había gente que venía de Texas, ¿quién sería?, y párale de contar. Hay un corredor de USA conocido como Caballo Blanco que vive en la región. El organiza los tours que traen la mayoría de los extranjeros. Este año Caballo Blanco no fué, por eso no hubo muchos corredores extranjeros. ¡De la que se perdieron!.
El jueves en la tarde salimos a conocer el pueblo y conocimos un lago en donde hay garzas. Guachochi quiere decir lugar de garzas. Estaba muy cansado del viaje y me dolía la espalda. Nos fuimos a dormir temprano.
El viernes en la mañana fuimos a conocer una cascada que está dentro del pueblo. Al subir vimos a una familia con gente que manejaba las tirolesas. Nos animamos a subir. El costo fue de $60 pesos por persona. Vale la pena. Ahi conocimos a Pablo que venía con su familia. El era otro corredor de 63K que venía de Chihuahua capital donde viven. Se ofreció a llevarnos en su coche a conocer la Sinforosa pero en la plática salió que la carrera sería el día siguiente. El pensaba que era el domingo y me entró la duda.
Este año hubo mucha confusión en cuanto a la organización debido a que la carrera principal, los ultras, eran originalmente el Domingo pero se cambiaron al sábado. Pablo pensaba inscribirse ese día y cuando llegamos le avisaron que ya no había lugares. No era el único esperando. Afortunadamente pudo conseguir un número de 100K aunque de antemano sabía que iba por 63K. La cosa era poder participar. La medalla era la misma. La confusion fue tal que hubo Rarámuris que viven en rancherias lejanas y que en años pasados han ganado premios que llegaron el mismo sábado ya iniciada la carrera pensando también que era el Domingo. No pudieron participar. Ojalá el próximo año mejoren este aspecto de comunicación. Los rarámuris no tienen Facebook.
La entrega de números se realizó en la plaza principal. Cuando llegué estaban apenas acomodándose. Tan pronto quitaron unas cajas de cartón que estaban enfrente de unas mesas me paré y pregunté si ahí era la entrega del número. Fuí el primero al que le entregaron el número y la camiseta. El número me recordó aquellos mapas media cartulina de la primaria. ¡Era gigantesco! Estaban plastificados, muy gruesos y no tenía hoyos para los pasadores. Me tocó el número 005. Me iban a dar el 001, pero el encargado de ahí les dijo a las edecanes que los dieran confirme a las listas de inscripción. ¡Chale!.
Comencé a ver a los Rarámuris que llegaban. Muy serios. No reían.
Después de recibir mi número me quedé un buen rato hasta que llegó la hora de comer. Era momento de cargar carbohidratos. Regresé justo para el inicio de la carrera de 10 km. Ahí encontré a Lili Figueroa y parte de su grupo de corredores que venían de Monterrey. Lili es la coach de un grupo muy grande. Llevaba un traje de mujer rarámuri con el que correría los 10 km.
Antes de iniciar la carrera fuí al área de periodistas. Mi cámara se había estropeado en la tirolesa y tuve que usar la de mi esposa. Tomé fotografias hasta casi el final de la carrera. Mientras se esperaba la llegada de los corredores de 10 km se realizaron las carreras de los niños. Comenzó a llover y me fuí a la casa de Doña Lucha.
Eran casi las 7 PM, hora de la cena de carbohidratos y junta técnica, había parado de llover. Uno de los hijos de la Señora Lucha nos hizo el favor de llevarnos en su camioneta. El lugar de la reunión estaba a la salida del pueblo, cerca del Hotel Cumbres. El hijo de doña Lucha se detuvo en el camino para darle un aventón a una pareja que también iba para allá. Ahi conocimos a Edgar y Adriana que venían de Toluca. Cenamos con ellos. Nos la pasamos muy bien con su compañia.
La cena consistió en Spaguetti, puré de papa, pan y té helado. Todo estuvo limpio. La inscripción incluía la cena.
Resultó que el hijo de doña Lucha era uno de los organizadores y fué el encargado de explicar la ruta y los puestos de abastecimiento. Todo fue muy rápido. Durante la carrera sus palabras fueron motivo de broma: "En los puestos de abastecimiento va a haber burritos, agua suficiente, electrolitos, fruta y dulces", pero no nos adelantemos. De lo único que me enteré era que debía seguir unos listones rojos.
Terminamos de cenar y nos regresamos a descansar. Casi no dormí, desperté antes de las 2 AM. Toda la noche estuvo lloviendo. Tenía muchos nervios. Nos habían pedido llegar a las 4 AM a la plaza para el registro de corredores. A las 3:30 AM me levanté por fin. Hasta ese momento no había ido ni siquiera el mirador para conocer la Sinforosa y no sabía lo que me esperaba...
Continuará...
La Marmota
miércoles, julio 20, 2011
Parte 1 de muchas
A mi esposa
Todas las palabras del mundo no me bastarían para describir todo lo que viví durante esta carrera. La belleza y a la vez dureza del cañón no puede ser captada en video o fotografía.
Lo logré y punto. No me importa haber llegado en último lugar. Ni siquiera me importa que mis datos no aparezcan en el corte de las 11:30 PM. Lo que experimenté en aquel lugar sagrado nadie me lo quita. La medalla pasa a segundo término. Fue muy duro y hubo momentos en los que sentí terror e inclusive estuve a punto de perder la vida (ver video) pero también hubo alergía y paz profunda.
El cañón te muestra lo peor de tu persona, pero a la vez hace que salga lo mejor que tenemos. Estoy seguro que algo muy grande me protegió. Por muchas horas recorrí el camino totalmente solo y había momentos en los que escuchaba murmullos detrás de mí y piedras que rodaban. Me alegraba porque sentía que venía otro corredor y tendría compañía, pero al voltear no había absolutamente nadie. Lejos de darme miedo me daba una paz el saber que alguien me seguía. Tal vez era una alucinación por el exceso de calor y las mas de 4 horas de no tener agua, pero lo que haya sido me ayudó y no me sentí solo.
Hay muchas razones por la que cada uno de los corredores eligió embarcarse a este reto, yo encontré la mía adentro de ese cañón.
Agradezco el haberme encontrado a dos corredores que nos acompañamos desde el ascenso hasta el final: Emmy y Alberto. No pude haber encontrado mejores personas para compartir aquellos momentos en plena oscuridad, lluvia y relámpagos.
Gracias a los organizadores y voluntarios. Muchos de ellos estuvieron todo el día sin comer. Entiendo lo complicado de la logística de una carrera de este tipo. Cualquier abastecimiento que logren bajar con burros será siempre insuficiente. La sed y el hambre abajo son simplemente insorportables.
Me quedo con esta gran experiencia y una profunda admiración por los Rarámuris. Lejos de verlos sólamente como grandes corredores de distancia, ahora sé que es gente buena y noble. Para ellos, mis respetos.
A Dios, GRACIAS!
Continuará...
Uno de los momentos de mas terror en mi vida, punto.
La Marmota
martes, julio 12, 2011
El día de mañana estaremos viajando por fin a Chihuahua mi esposa y yo. Estos han sido unos días realmente caóticos: Le pegaron a mi coche en un estacionamiento, la batería del coche de mi esposa se descompuso, los controles del garage se desprogramaron por primera vez desde hace mas de 11 años; cuando llamé para confirmar si nuestra reservación en el hotel de Guachochi no tenían problemas de plano me dijeron que no había ningún registro y que ya estaba todo lleno. Lo que estuvo mas raro fue con Lucas y Frida, la persona que regularmente nos los cuida cuando salimos nos avisó que no iba a estar en estos días. Es una gente profesional y le tenemos confianza aunque no es nada barato, así que tuvimos que buscar otras opciones. Cuando por fin mi esposa encontró un lugar le pusieron como condicion que Frida no estuviera en celo porque no está operada. Hoy era el día que se iban a ir a ese lugar y ¡sorpresa!, Frida entró en celo. ¡Madres! A buscar otro lugar debajo de las piedras. Por supuesto cada vez mas caro. En fin... al parecer se arregló. Se van a ir mañana temprano a un Hotel de Perros. Pobre Frida, se va a sentir abandonada. Con todas estas señales estuve a punto de decidir mejor no ir. El stress de mi nuevo trabajo está muy grande. Tengo que ponerme las pilas regresando. Afortunadamente puedo ir porque mis vacaciones estaban negociadas desde antes de entrar. En fin, es momento de desechar todo lo negativo. Ya estoy a nada de viajar rumbo a Guachochi.
Tengo que concentrarme en la carrera. Estoy seguro que no va a ser nada fácil pero estoy dispuesto a poner todo mi empeño en lograrlo. Será otro viaje para conocerme un poco mas.
Le dedico esta carrera a mi familia con todo mi amor: A mi esposa y a mis perritos-hijos Lucas y Frida. Mi esposa ha sido un gran apoyo en todas estas locuras, siempre preocupándose porque tenga todo lo necesario y acompañándome.
También quiero agradecer todo su apoyo a mis amigos @norisolis, @emilio1992 y @ricardohr que me acompañaron durante mis entrenamientos con sus mensajes.
No puedo dejar de mencionar a @LuzdeAgosto por haber sido una inspiración para inscribirme en esta carrera.
Ellos van a acompañarme en el corazón en esta aventura. ¡Los quiero!
La Marmota
jueves, julio 07, 2011
El fin de semana pasado entrené nuevamente 36 millas. Ahora sí con todo el equipo, comida y ropa con la que voy a participar en el Ultramaratón de los cañones.
No fué fácil. El calor y la humedad me complican mucho las cosas. Hice una pequeña trampa, no corté distancia, fueron 36 millas, pero me compré en el camino un tipo de raspado de refresco llamados slurpees. Son unas tremendas bombas de azúcar con hielo tipo frapé. En una situación normal no me atrevería a comprarlas. En el lado sur del lago hay un Seven Eleven que es parte de una gasolineria. Ahi los venden. Esa ventaja no la voy a tener durante la carrera. De cualquier forma no servían de mucho, tan pronto salía se derretían casi de inmediato.
Iniciando 1.5 millas
Me entretuve escuchando podcasts. Iba consumiento en promedio 110 a 220 calorias y me tomaba una cápsula de Saltstick para reponer electrolitos por hora. En general me sentí bien. En esta ocasión no me sentí mareado como la vez pasada. Incluso hice menos tiempo.
A la mitad de mi cuarta vuelta al lago sentí tremendas ampollas en ambos talones y en la planta del pie derecho. Eso me enseño que hay cosas que no estaba considerando en mi kit. Voy a incluir:
1. Una cinta del pato (duck tape) pequeña
2. Dos agujas esterilizadas
3. Un par de calcetines injinji adicionales
4. Un tubo pequeño de Neosporin
5. Unas toallitas con alcohol
Esa parte del recorrido no la disfruté porque al pisar me dolía mucho y el piso estaba muy caliente. Cada paso era una friega. En fin, cada día se aprende algo.
Una cosa curiosa fué que cuando llegué a las 5 AM estaban desviando los coches a una sección que regularmente esta cerrada porque iba a haber una carrera. Tuve que estacionarme ahí. Para cuando terminé de correr en la tarde ya habían cerrado las rejas! Tuve que subirme al pasto y hacer unas maniobras para poder salir. No me la vuelven a hacer.
Es imposible recrear todas las condiciones con las que me voy a enfrentar en Guachochi durante la carrera. No tengo un cañon aquí, pero me siento confiado en mi preparación.
No puedo negar que tengo mucho miedo al calor, perderme, humedad, lluvia, y la lista es larga, pero ahí está la importancia de esta carrera. Debo vencer mis temores y enfrentarme a mi mismo.
No me importa cuanto tiempo me tarde en terminar la carrera. De hecho estoy seguro que me detendré en muchos momentos para tomar fotografías y admirar la belleza del lugar. Me siento afortunado de poder ir. Sé que no iré solo. Me acompañará en el corazón mucha gente.
Sinforosa preciosa, tenemos una cita. ¡Arréglate!
La Marmota