Dos videos mas del maratón de New York 2010
Aqui se pueden ver dos videos nuevos del maratón de New York. Yo voy vestido con camiseta amarilla-fastidiame-la-retina y shorts negros. En el segundo de los videos se ve una bolsita roja saliendo de mi camiseta.
10K
Aqui todavía voy sonriente. Un poco adelante de la pacer (con unos globos verdes). Levantando las manos para la cámara y toda la cosa.
Milla 22
En este video estoy corriendo como pato, acababa de tener la contractura en mi pierna.
La Marmota
martes, noviembre 30, 2010
lunes, noviembre 29, 2010
Oh, oh, estoy en problemas
La semana pasada caí enfermo. Muy mal. Estaba emocionado porque iba a ser una semana con el megapuente de acción de gracias y el viernes tenía programado correr con @jdlrunner una carrera que él estaba organizando llamada FatAss Turkey Trot. Jeremy tenía programado correr 100 kms y yo al menos 20 millas, pero se me atravesó la cochina enfermedad.
Mi problema comenzó el martes. Acompañé a mi esposa a una revisión con el oculista. Al regresar a mi casa vi un restaurante en el que hace poco me había comido unas enchiladas de mole. Aunque era temprano y ya habíamos comido pensé que era buena idea cenar de una vez. Las enchiladas no me dieron muy buen aspecto pero de todas formas me las comí.
Al otro día salí temprano de trabajar y le propuse a mi esposa salir a cenar. Así lo hicimos. Estaba haciendo mucho frío y no tenía ganas de ir muy lejos. Había pensado ir al restaurante de comida Mexicana que mas me gusta, pero al final me dió flojera manejar y me acordé de un lugar en donde mi esposa había llevado de cenar una vez que llegamos tarde.
Era un restaurante Mexicano muy pequeño en un lugar olvidado por la mano de Dios. El lugar no me gustó pero ya habíamos llegado y pedí de comer: Unos sopes de pollo y unas flautas de pollo preparados magistralmente por alguien de la cocina a la que le gritaban "gurrumina".
Me comí los dos sopes sin problemas. Cuando me comí la primera flauta de pollo mi estómago se sintió inflado e hizo el clásico... grrrr grrrr. No era mucha comida, los sopes estaban muy chicos, no era para que me hubiera llenado tan pronto. Mi esposa me dijo que tal vez era porque había comido muy rápido.
El día jueves iba a desayunar pasta para prepararme para mi carrera larga del día siguiente. Llegamos al restaurante y todo cerrado. Era lógico, era día festivo. Lo único que se me ocurrió fue ir a un IHOP cercano a comerme unos hotcakes y así lo hice. Al terminar mi estomago hizo grr... grrrr... cabrón... grrrr... Protestó.
En la noche nos invitaron a cenar con una familia y me la pasé bien. Durante la cena casi no toqué la comida me sentía muy lleno y la panza había grrr... grrrr.... peligro... alerta... grrr...grrr..
Al llegar a mi casa de plano me declaré enfermo. Tremenda gastroenteritis que me tiró viernes, sábado y domingo. Estuve tomando muchos líquidos y tomando caldo de pollo.
Hoy, lunes, salí a correr y me sentí muy débil. Sigo deshidratado. Esto no termina aquí... El domingo corro un maratón. ¡Mi maratón número 13!. No soy supersticioso pero por si las dudas me lo voy a llevar muy tranquilo.
He corrido maratones lastimado (no se lo recomiendo a nadie), con molestias de garganta, pero esta vez es diferente. Me siento débil.
Todavía no sé si fueron las enchiladas de mole o las manos de la gurrumina. El chiste es que tengo una semana para verme, al menos llegar a la meta. ¡Ay wey!
La Marmota
por su boca muere
La semana pasada caí enfermo. Muy mal. Estaba emocionado porque iba a ser una semana con el megapuente de acción de gracias y el viernes tenía programado correr con @jdlrunner una carrera que él estaba organizando llamada FatAss Turkey Trot. Jeremy tenía programado correr 100 kms y yo al menos 20 millas, pero se me atravesó la cochina enfermedad.
Mi problema comenzó el martes. Acompañé a mi esposa a una revisión con el oculista. Al regresar a mi casa vi un restaurante en el que hace poco me había comido unas enchiladas de mole. Aunque era temprano y ya habíamos comido pensé que era buena idea cenar de una vez. Las enchiladas no me dieron muy buen aspecto pero de todas formas me las comí.
Al otro día salí temprano de trabajar y le propuse a mi esposa salir a cenar. Así lo hicimos. Estaba haciendo mucho frío y no tenía ganas de ir muy lejos. Había pensado ir al restaurante de comida Mexicana que mas me gusta, pero al final me dió flojera manejar y me acordé de un lugar en donde mi esposa había llevado de cenar una vez que llegamos tarde.
Era un restaurante Mexicano muy pequeño en un lugar olvidado por la mano de Dios. El lugar no me gustó pero ya habíamos llegado y pedí de comer: Unos sopes de pollo y unas flautas de pollo preparados magistralmente por alguien de la cocina a la que le gritaban "gurrumina".
Me comí los dos sopes sin problemas. Cuando me comí la primera flauta de pollo mi estómago se sintió inflado e hizo el clásico... grrrr grrrr. No era mucha comida, los sopes estaban muy chicos, no era para que me hubiera llenado tan pronto. Mi esposa me dijo que tal vez era porque había comido muy rápido.
El día jueves iba a desayunar pasta para prepararme para mi carrera larga del día siguiente. Llegamos al restaurante y todo cerrado. Era lógico, era día festivo. Lo único que se me ocurrió fue ir a un IHOP cercano a comerme unos hotcakes y así lo hice. Al terminar mi estomago hizo grr... grrrr... cabrón... grrrr... Protestó.
En la noche nos invitaron a cenar con una familia y me la pasé bien. Durante la cena casi no toqué la comida me sentía muy lleno y la panza había grrr... grrrr.... peligro... alerta... grrr...grrr..
Al llegar a mi casa de plano me declaré enfermo. Tremenda gastroenteritis que me tiró viernes, sábado y domingo. Estuve tomando muchos líquidos y tomando caldo de pollo.
Hoy, lunes, salí a correr y me sentí muy débil. Sigo deshidratado. Esto no termina aquí... El domingo corro un maratón. ¡Mi maratón número 13!. No soy supersticioso pero por si las dudas me lo voy a llevar muy tranquilo.
He corrido maratones lastimado (no se lo recomiendo a nadie), con molestias de garganta, pero esta vez es diferente. Me siento débil.
Todavía no sé si fueron las enchiladas de mole o las manos de la gurrumina. El chiste es que tengo una semana para verme, al menos llegar a la meta. ¡Ay wey!
La Marmota
por su boca muere
sábado, noviembre 27, 2010
Maratón de New York - Parte 3
La carrera
Esta vez si la hice de emoción. La última semana estuve muy ocupado y esperaba llegar al puente de acción de gracias para escribir mi blog, pero unas enchiladas de mole y unos sopes de pollo se atravesaron en mi camino y me pegó una tremenda gastroenteritis. Caí en cama por dos días. Por desgracia me perdí mi primer entrenamiento formal a campo traviesa, pero eso es otra historia.
Tan pronto avisaron que la segunda oleada de corredores debía acercarse a los corrales me despedí de mi mega sudadera y la manta. Todavía no llegaba a la entrada cuando por el sonido local avisaron que los corrales ya estaban cerrados. Me pregunté si había escuchado bien, pero no, las entradas estaban cerradas.
Pensé que me iba a tocar salir en la tercera oleada, veinte minutos después. Había una fila en uno de los accesos y decidí quedarme ahí. Al cabo de 5 minutos abrieron las puertas y dejaron entrar uno por uno mostrando el número de corredor para verificar que éramos de ahi.
Al entrar vi a uno de los pacer de 4:10. No había pensado correr a esa velocidad pero pensé que iba a ser útil tener a alguien que me moderada las primeras millas para no cometer el mismo error del año pasado. Nos tocó estar casi al final del corral.
De pronto escuché el cañon de salva que daba inicio a la salida. Al subir al puente Verrazano volví a sentirme emocionado. ¡Ya estaba corriendo! La vista a la izquierda desde el puente es fantástica, se ve Manhattan al fondo. Afortunadamente no quemé mis energías en el puente y seguí al pacer sin problemas por todo Brooklyn y Queens.
Al bajar del puente Verrazano y pasar debajo del primer puente volví a ver la misma escena: Corredores regando el puente sin el menor problema. También ví algo que nunca me hubiera imaginado. Una mujer bajándose los shorts sin pudor y haciéndo lo mismo. Me quedé sin habla.
Pasar por Brooklyn es una experiencia muy divertida. Sobretodo por la cantidad de gente que se reúne a lo largo de la avenida principal, la cual es plana y muy larga. Es aquí donde quemé mis energías el año pasado corriendo muy por debajo de mi ritmo programado.
El medio maratón lo corrí sin ningún contratiempo. Fué en la milla 16, en el puente Queensboro que marca la salida de Queens y la primera entrada a Manhattan cuando tuve dos eventos valen la pena comentar.
El primero ha sido lo peor que me ha pasado en una carrera. La subida del puente Queenboro es muy pasada. Después de las 15 millas ya se comienza a sentir cansancio. Al comenzar el descenso del puente había una congestión de corredores, algunos que ya comenzaban a caminar. Todavía seguía al pacer, la cual pudo pasar por uno lado sin problemas. Enfrente de mi tenía a dos corredores que me estaban bloqueando. Les avisé que iba a pasar y la respuesta fué muy agresiva. Los dos voltearon y me dieron tremendo empujón que por poco me hace caer de boca. Aqui tenía dos opciones, pelearme y arriesgarme a no terminar la carrera y además me arrestaran por peleonero o seguirme y mentarles la madre. Aún no entiendo por qué reaccionaron así.
Subiendo al puente Queensboro
Afortunadamente a los pocos metros llegamos a la milla 16, casi a la salida del puente. Estaba grabando cuando de repente entre los gritos escuché dos voces conocidas. ¡Eran mi esposa y Karluka trepadas en el puente! Me dió mucho gusto verlas. No me lo había imaginado. Eso me puso nuevamente de buen humor y me inyectó energía.
La 1st ave en la primera entrada a Manhattan fué en donde en año pasado comencé a tener problemas. Desde aquí se ve mucha gente caminando. Son tres millas con una pendiente considerable. Poco antes de la milla 19 me quedé atorado en una mesa de abastecimiento y vi a mi pacer alejarse. ¡Por favor, no se paren enfrente de las mesas!
Fué en la milla 21 cuando tuve una fuerte contractura. Caminé unos minutos en lo que pasaba el dolor y por fortuna una señora que estaba repartiendo plátanos me regaló uno. Eso me ayudó mucho.
En el Bronx pude correr, pero no muy rápido y sin darme cuenta ya habiamos entrado nuevamente a Manhattan y comencé a ver Central Park a mi derecha, la parte del recorrido más dificil, a partir de la milla 23. Tenía mucho miedo de este lugar porque el año pasado fue aquí en donde me lastimé. Pude concentarme y subí la pendiente sin problemas. Vi a mucha gente caminando como el año pasado. No quería ser uno de ellos este año.
Seguí corriendo y a eso de la milla 25 volví a escuchar los gritos de mi esposa y Karluka. Me dió nuevamente gusto verlas porque me volvieron a inyectar energía pero no quize detenerme porque corría el riesgo de quedarme ahi sin poderme mover. Las piernas me dolían mucho.
La última milla se me hizo eterna. Se estaban acabando las energías y me acordé que tenía en mi bolsa una bandera de México. ¡Que buey! La hubiera sacado antes. Al sacarla volví a sentir una inyección de adrenalina y me daba gusto de escuchar los gritos de ¡Vamos México! de alguna gente.
El que ha corrido este maratón sabe que los últimos metros son brutales, son en una subida muy pronunciada. Antes de cruzar la meta me dí cuenta que iba a hacer menos tiempo que el año anterior, cuando estaba al 100% de mi capacidad. Me dió una emoción muy grande y debo de confesar que al terminar me dieron ganas de llorar de alegría, como la primera vez. Y así lo hice.
Al recibir mi medalla me sentí muy orgulloso y agradecido con Dios, mi esposa, Karluka y todas aquellas personas que me dieron ánimo y apoyo. Gracias.
La Marmota
La carrera
Esta vez si la hice de emoción. La última semana estuve muy ocupado y esperaba llegar al puente de acción de gracias para escribir mi blog, pero unas enchiladas de mole y unos sopes de pollo se atravesaron en mi camino y me pegó una tremenda gastroenteritis. Caí en cama por dos días. Por desgracia me perdí mi primer entrenamiento formal a campo traviesa, pero eso es otra historia.
Tan pronto avisaron que la segunda oleada de corredores debía acercarse a los corrales me despedí de mi mega sudadera y la manta. Todavía no llegaba a la entrada cuando por el sonido local avisaron que los corrales ya estaban cerrados. Me pregunté si había escuchado bien, pero no, las entradas estaban cerradas.
Pensé que me iba a tocar salir en la tercera oleada, veinte minutos después. Había una fila en uno de los accesos y decidí quedarme ahí. Al cabo de 5 minutos abrieron las puertas y dejaron entrar uno por uno mostrando el número de corredor para verificar que éramos de ahi.
Al entrar vi a uno de los pacer de 4:10. No había pensado correr a esa velocidad pero pensé que iba a ser útil tener a alguien que me moderada las primeras millas para no cometer el mismo error del año pasado. Nos tocó estar casi al final del corral.
Pacer 4:10 Wave 2
De pronto escuché el cañon de salva que daba inicio a la salida. Al subir al puente Verrazano volví a sentirme emocionado. ¡Ya estaba corriendo! La vista a la izquierda desde el puente es fantástica, se ve Manhattan al fondo. Afortunadamente no quemé mis energías en el puente y seguí al pacer sin problemas por todo Brooklyn y Queens.
Subiendo al puente Verrazano
Al bajar del puente Verrazano y pasar debajo del primer puente volví a ver la misma escena: Corredores regando el puente sin el menor problema. También ví algo que nunca me hubiera imaginado. Una mujer bajándose los shorts sin pudor y haciéndo lo mismo. Me quedé sin habla.
Cochinos
¿Para qué el espectaculo?
Pasar por Brooklyn es una experiencia muy divertida. Sobretodo por la cantidad de gente que se reúne a lo largo de la avenida principal, la cual es plana y muy larga. Es aquí donde quemé mis energías el año pasado corriendo muy por debajo de mi ritmo programado.
4th avenue
El medio maratón lo corrí sin ningún contratiempo. Fué en la milla 16, en el puente Queensboro que marca la salida de Queens y la primera entrada a Manhattan cuando tuve dos eventos valen la pena comentar.
El primero ha sido lo peor que me ha pasado en una carrera. La subida del puente Queenboro es muy pasada. Después de las 15 millas ya se comienza a sentir cansancio. Al comenzar el descenso del puente había una congestión de corredores, algunos que ya comenzaban a caminar. Todavía seguía al pacer, la cual pudo pasar por uno lado sin problemas. Enfrente de mi tenía a dos corredores que me estaban bloqueando. Les avisé que iba a pasar y la respuesta fué muy agresiva. Los dos voltearon y me dieron tremendo empujón que por poco me hace caer de boca. Aqui tenía dos opciones, pelearme y arriesgarme a no terminar la carrera y además me arrestaran por peleonero o seguirme y mentarles la madre. Aún no entiendo por qué reaccionaron así.
Subiendo al puente Queensboro
Subiendo al puente Queensboro
Afortunadamente a los pocos metros llegamos a la milla 16, casi a la salida del puente. Estaba grabando cuando de repente entre los gritos escuché dos voces conocidas. ¡Eran mi esposa y Karluka trepadas en el puente! Me dió mucho gusto verlas. No me lo había imaginado. Eso me puso nuevamente de buen humor y me inyectó energía.
Una grata sorpresa
La 1st ave en la primera entrada a Manhattan fué en donde en año pasado comencé a tener problemas. Desde aquí se ve mucha gente caminando. Son tres millas con una pendiente considerable. Poco antes de la milla 19 me quedé atorado en una mesa de abastecimiento y vi a mi pacer alejarse. ¡Por favor, no se paren enfrente de las mesas!
Milla 19 saliendo de Manhattan para entrar al Bronx
Milla 20 sobre el Bronx
Fué en la milla 21 cuando tuve una fuerte contractura. Caminé unos minutos en lo que pasaba el dolor y por fortuna una señora que estaba repartiendo plátanos me regaló uno. Eso me ayudó mucho.
En el Bronx pude correr, pero no muy rápido y sin darme cuenta ya habiamos entrado nuevamente a Manhattan y comencé a ver Central Park a mi derecha, la parte del recorrido más dificil, a partir de la milla 23. Tenía mucho miedo de este lugar porque el año pasado fue aquí en donde me lastimé. Pude concentarme y subí la pendiente sin problemas. Vi a mucha gente caminando como el año pasado. No quería ser uno de ellos este año.
Corriendo en Central Park
Seguí corriendo y a eso de la milla 25 volví a escuchar los gritos de mi esposa y Karluka. Me dió nuevamente gusto verlas porque me volvieron a inyectar energía pero no quize detenerme porque corría el riesgo de quedarme ahi sin poderme mover. Las piernas me dolían mucho.
40 km, ¡Falta poco!
La última milla se me hizo eterna. Se estaban acabando las energías y me acordé que tenía en mi bolsa una bandera de México. ¡Que buey! La hubiera sacado antes. Al sacarla volví a sentir una inyección de adrenalina y me daba gusto de escuchar los gritos de ¡Vamos México! de alguna gente.
El que ha corrido este maratón sabe que los últimos metros son brutales, son en una subida muy pronunciada. Antes de cruzar la meta me dí cuenta que iba a hacer menos tiempo que el año anterior, cuando estaba al 100% de mi capacidad. Me dió una emoción muy grande y debo de confesar que al terminar me dieron ganas de llorar de alegría, como la primera vez. Y así lo hice.
¡Unos cuantos metros!
Al recibir mi medalla me sentí muy orgulloso y agradecido con Dios, mi esposa, Karluka y todas aquellas personas que me dieron ánimo y apoyo. Gracias.
¡Lo logré!
La Marmota
viernes, noviembre 19, 2010
Maratón de New York - Parte 2
La preparación
Ese día me desperté temprano. Coincidía con el cambio al horario de invierno, así que tuve una hora mas para descansar. Habían avisado sobre un problema con el despertador del Iphone, así que puse tres alarmas mas la llamada del hotel. Sin embargo, desperté antes de la hora. No hubo necesidad de ninguno.
Me vestí y mi esposa y Karla me acompañaron al Staten Island Ferry.
Me dió tiempo de bajar a desayunar y yo pensé que todavía estaba algo oscuro, pero no, estaba ya todo iluminado y todos los corredores ya se habían ido. Me entró pánico. Hace tiempo soñé que precisamente en esta carrera se me hacía tarde y no llegaba. Afortunadamente no hubo problema para llegar al Ferry. Ahí me iba a despedir de mi equipo técnico pero una voluntaria nos dijo que también me podían acompañar hasta el otro lado. Así fue. Nos embarcamos juntos rumbo a Staten Island.
Fort Wadsworth es lugar de Staten Island en donde comienza la carrera. Hace frío durante el trayecto en el Ferry y ya llegando al área de inicio, así que se recomienda llevar ropa adicional para cubrirse. Yo no quería documentar nada así que le pedí a mi esposa que me comprara una sudadera que pudiera desechar. La ropa que se desecha es recogida por los organizadores para donarla a organizaciones de caridad. Mi duda sigue siendo, ¿por qué una sudadera para desechar no puede ser de mi talla y tiene que ser extra-extra-extra-extra-grande? ¿Qué diferencia puede haber?
Aparte de la sudadera me compró una manta. Eso estuvo muy bien. Me ayudó mucho para mantenerme caliente.
Algo que me llamó la atención fue que los ferries iban resguardados por botes de los Guardacostas. Eso no pasó el año pasado.
Al bajarse del Ferry hay autobuses que nos llevan a Fort Wadsworth. Aquí fue en donde ya me despedí de mi equipo técnico. Todo está muy sincronizado. La verdad es de admirarse la organización para transladar a 45 mil corredores en unas cuantas horas.
Al llegar a la zona de inicio ésta se divide en tres villas. El accesso es controlado por voluntarios y policias. Hay que pasar varios filtros y solo pueden entrar los corredores mostrando su número de corredor (bib). Hay tres colores de bibs: verde, azul y naranja. Las dos ocasiones que he corrido el maratón me ha tocado el bib verde.
El color del bib es importante porque indica el nivel por el cual se va a correr el puente Verrazano.
Los colores Azul y Anarajado corren por el nivel superior del puente y el Verde por el nivel de abajo. Mi sueño es correr alguna vez por el nivel superior. Seguiré tratando. Los corredores Elite salen por el corral Azul.
Correr el puente Verrazano es una experiencia orgásmica. A pesar que es muy pesado, la energía de todos los corredores, ver Manhattan al lado izquierdo desde el puente y estar todavía fresco hace que esa parte del trayecto se disfrute mucho.
Cuando llegué a la villa verde ya estaban llamando a la gente de la primera oleada a sus corrales. Me dió tiempo de desayunar, tomar, algunas fotografías del puente y en eso que veo pasar muy cerca de mi al grupo de los corredores Elite. Fué emocionante ver a todos incluyendo al poseedor del record del mundo, Haile Gebrselassie. Está delgadisimo. Al ver aquellas personas que corren un maraton en dos horas y fracción me sentí marranin, pero que demonios, ¡también recorrí la misma distancia!.
Llegó la hora de visitar los porta-lets antes que nos llamaran. Aqui viene uno de los momentos guacala. ¡No inventen! Estaban asquerosos, apestosos, cajetosos y todo lo que termine en osos. Mis compañeros corredores se encargaron de aromatizar el ambiente.
Este año hubo una falla, pusieron los porta-lets muy cerca de los camiones de UPS y se hacía una pelotera que no era necesaria. Los corredores pueden dejar su paquete en los camiones de UPS y este estará esperando a la llegada en Central Park. Yo no recomiendo documentar nada, es mucha la fila para obtener el paquete, pero este año no nos dejaron salir aquellos que no necesitabamos recoger el paquete, así que tuvimos que caminar media hora mas después de terminar. La organización de recoger y entregar los paquetes es segura y muy impresionante la logística.
Una vez terminado el oscuro pasaje del baño me fuí cerca de una de las pantallas gigantes que muestran lo que sucede en el área de salida. Ahi presentaron a los corredores elite.
Es una tradición que la Directora del maratón hace la pregunta: ¿Are you ready?, todos los corredores gritan y en eso suenan salvas de cañones para dar inicio a la carrera. Esta vez, quién sabe que pasó, no se coordinaron, el cañon sonó y la directora del evento puso esta cara de malos amigos.
Pude ver desde abajo a los primeros corredores subiendo el puente Verrazano.
Hasta el momento había estado muy calmado pero al ver esa escena me dieron ganas de gritar. Era mi turno, la siguiente oleada de corredores fué llamada a los corrales. Mi corazón se aceleró de emoción. Ahora me tocaba a mí, después de haber tenido una temporada muy lenta ésta era mi carrera y una nueva oportunidad para agradecer que estoy vivo.
Deposité mi sudadera extra-extra-extra-extra-grande y la manta en el área de donación y me fuí hacia mi corral (muuú), el de la vacas verdes.
Continuará...
La Marmota
La preparación
Ese día me desperté temprano. Coincidía con el cambio al horario de invierno, así que tuve una hora mas para descansar. Habían avisado sobre un problema con el despertador del Iphone, así que puse tres alarmas mas la llamada del hotel. Sin embargo, desperté antes de la hora. No hubo necesidad de ninguno.
Me vestí y mi esposa y Karla me acompañaron al Staten Island Ferry.
Me dió tiempo de bajar a desayunar y yo pensé que todavía estaba algo oscuro, pero no, estaba ya todo iluminado y todos los corredores ya se habían ido. Me entró pánico. Hace tiempo soñé que precisamente en esta carrera se me hacía tarde y no llegaba. Afortunadamente no hubo problema para llegar al Ferry. Ahí me iba a despedir de mi equipo técnico pero una voluntaria nos dijo que también me podían acompañar hasta el otro lado. Así fue. Nos embarcamos juntos rumbo a Staten Island.
Fort Wadsworth es lugar de Staten Island en donde comienza la carrera. Hace frío durante el trayecto en el Ferry y ya llegando al área de inicio, así que se recomienda llevar ropa adicional para cubrirse. Yo no quería documentar nada así que le pedí a mi esposa que me comprara una sudadera que pudiera desechar. La ropa que se desecha es recogida por los organizadores para donarla a organizaciones de caridad. Mi duda sigue siendo, ¿por qué una sudadera para desechar no puede ser de mi talla y tiene que ser extra-extra-extra-extra-grande? ¿Qué diferencia puede haber?
Aparte de la sudadera me compró una manta. Eso estuvo muy bien. Me ayudó mucho para mantenerme caliente.
Algo que me llamó la atención fue que los ferries iban resguardados por botes de los Guardacostas. Eso no pasó el año pasado.
Al bajarse del Ferry hay autobuses que nos llevan a Fort Wadsworth. Aquí fue en donde ya me despedí de mi equipo técnico. Todo está muy sincronizado. La verdad es de admirarse la organización para transladar a 45 mil corredores en unas cuantas horas.
Al llegar a la zona de inicio ésta se divide en tres villas. El accesso es controlado por voluntarios y policias. Hay que pasar varios filtros y solo pueden entrar los corredores mostrando su número de corredor (bib). Hay tres colores de bibs: verde, azul y naranja. Las dos ocasiones que he corrido el maratón me ha tocado el bib verde.
El color del bib es importante porque indica el nivel por el cual se va a correr el puente Verrazano.
Los colores Azul y Anarajado corren por el nivel superior del puente y el Verde por el nivel de abajo. Mi sueño es correr alguna vez por el nivel superior. Seguiré tratando. Los corredores Elite salen por el corral Azul.
Correr el puente Verrazano es una experiencia orgásmica. A pesar que es muy pesado, la energía de todos los corredores, ver Manhattan al lado izquierdo desde el puente y estar todavía fresco hace que esa parte del trayecto se disfrute mucho.
Cuando llegué a la villa verde ya estaban llamando a la gente de la primera oleada a sus corrales. Me dió tiempo de desayunar, tomar, algunas fotografías del puente y en eso que veo pasar muy cerca de mi al grupo de los corredores Elite. Fué emocionante ver a todos incluyendo al poseedor del record del mundo, Haile Gebrselassie. Está delgadisimo. Al ver aquellas personas que corren un maraton en dos horas y fracción me sentí marranin, pero que demonios, ¡también recorrí la misma distancia!.
Llegó la hora de visitar los porta-lets antes que nos llamaran. Aqui viene uno de los momentos guacala. ¡No inventen! Estaban asquerosos, apestosos, cajetosos y todo lo que termine en osos. Mis compañeros corredores se encargaron de aromatizar el ambiente.
Este año hubo una falla, pusieron los porta-lets muy cerca de los camiones de UPS y se hacía una pelotera que no era necesaria. Los corredores pueden dejar su paquete en los camiones de UPS y este estará esperando a la llegada en Central Park. Yo no recomiendo documentar nada, es mucha la fila para obtener el paquete, pero este año no nos dejaron salir aquellos que no necesitabamos recoger el paquete, así que tuvimos que caminar media hora mas después de terminar. La organización de recoger y entregar los paquetes es segura y muy impresionante la logística.
Una vez terminado el oscuro pasaje del baño me fuí cerca de una de las pantallas gigantes que muestran lo que sucede en el área de salida. Ahi presentaron a los corredores elite.
Es una tradición que la Directora del maratón hace la pregunta: ¿Are you ready?, todos los corredores gritan y en eso suenan salvas de cañones para dar inicio a la carrera. Esta vez, quién sabe que pasó, no se coordinaron, el cañon sonó y la directora del evento puso esta cara de malos amigos.
Pude ver desde abajo a los primeros corredores subiendo el puente Verrazano.
Hasta el momento había estado muy calmado pero al ver esa escena me dieron ganas de gritar. Era mi turno, la siguiente oleada de corredores fué llamada a los corrales. Mi corazón se aceleró de emoción. Ahora me tocaba a mí, después de haber tenido una temporada muy lenta ésta era mi carrera y una nueva oportunidad para agradecer que estoy vivo.
Deposité mi sudadera extra-extra-extra-extra-grande y la manta en el área de donación y me fuí hacia mi corral (muuú), el de la vacas verdes.
Continuará...
La Marmota
miércoles, noviembre 17, 2010
Maratón de Nueva York - Parte 1
El viaje, la expo y la entrevista
En esta aventura nos acompaño Karluka, mi cuñada. Ella viajó de la Ciudad de México e hizo conexión en Dallas. La idea fué que su vuelo de conexión fuera el mismo en donde mi esposa y yo viajaríamos.
Como siempre había los nervios de que fuera a retrasarse su vuelo, que no pasara rápido migración y aduana, o que finalmente no encontrara la siguiente sala. Afortunadamente no hubo ningún problema y llegó a tiempo.
Mi esposa y yo teníamos asientos juntos y Karluka en la fila de atrás al lado de la ventana. Como yo siempre me duermo en el avión, no falla, ofrecí que Karluka tomara mi lugar para que se fuera platicando con su hermana. Grave error.
Cuando llegué a mi asiento me encontré que al lado mío tenía a dos señoras super-pollonas. Tipicas encopetadas, portando las joyas de la corona y super bañadas en perfume. ¡Odio los perfumes! Mejor bañense.
En el avión mantengo un bajo perfil. No me gustan que me molesten. Iban a pasar a repartir bebidas y la señora pollona me despierta para avisarme. ¡Me lleva! Pido un jugo de manzana y me vuelvo a acomodar. De reojo veo como las pollonas sacan de su bolsa una "anforitas" con algo que presumo era alcohol, porque repitieron varias veces la dosis y comenzaron risa y risa. ¡Me lleva!
Me vuelvo a dormir y siento que la pollona me vuelve a despertar para avisarme que me tenía que poner el cinturón de seguridad. ¿Qué no vé que ya lo traigo puesto?.
En eso ya no me pude dormir y me di cuenta que mi esposa y Karluka estaban en plena platica con un piloto fuera de servicio que iba en la misma fila y que estaba practicando su español. El condenado ya sabía hasta el momento media vida mía, en donde trabajo, a qué iba a New York. ¡Que chismositas!. En fin llegamos y el tormento terminó. El olor del perfume de las pollonas me duró varias horas. ¡Que pesadilla de señoras.! Me estuvieron vigilando todo el viaje.
El hotel en donde nos quedamos está a dos cuadras de la meta. Tuve oportunidad de visitar el lugar y comenzar a mentalizarme.
El día siguiente era sábado y nos levantamos temprano. Nos fuimos directamente a la Expo a recoger mi paquete de corredor. No tuve ningún contratiempo. Estuvimos en la expo un buen rato cotorreando. Esta ocasión me di cuenta que solo Asics fué la única compañía que estaba autorizada para vender productos del maratón a diferencia del año pasado. Había otras compañias, pero sus productos no hacía referencia a la carrera. Como es clásico, todo carísimo y la mayoría de los diseños estaban feos.
En la expo se podía grabar un pequeño video que luego sería transmitido en Times Square. He aqui nuestra super producción chafa.
La mecánica era que una vez que quisieramos que el video fuera mostrado en Times Square, teníamos que enviar un mensaje de texto. El video aparecía 3 minutos después. Eso esta bien, pero tal vez hubo muchos corredores extranjeros que no tuvieron oportunidad de enviar el mensaje de texto por no tener teléfono.
Nuestra fama efímera no terminó ahí. Después de la expo nos fuimos a Times Square y comimos en el Olive Garden. No tenía ganas de probar nada a lo que no estuviera acostumbrado.
Al salir de comer sentí que pusieron un micrófono en mi cara. Eran los zonzos de Univisión. ¿Podemos hacerle unas preguntas? - No, pero a ella sí -, y pongo enfrente del micrófono a mi esposa. Y yo comienzo a filmar grabar toda la acción.
De ahí me fuí al hotel y las pollonas-in-the-making se fueron de compras. ¡Santo Dios!. Aproveché para ir al concierto del maratón y me divertí mucho. Los fuegos artificiales estuvieron mas o menos, me tapaba un árbol. De ahí me regresé al hotel.
Llegaron mi esposa y Karluka con mi encargo: Una pizza. Me la estaba cenando mientras estaba viendo la televisión y de repente comienza el noticiero y vi una cara y escena familiar.
Conozco esa cara y estuve presente en esa entrevista, pero... ¿Julia Alvarez?. ¿He vivido con la persona equivocada todo este tiempo? ¡En la madre! Eso me recuerda otra vez en donde mi esposa fué a una entrevista de su trabajo a una estación de radio. ¡En todo el momento el locutor le dijo un nombre equivocado! Como estaban tomando llamadas del público se me ocurrió llamar para hacer mis preguntas. ¡Que cotorreo ese día también! Será motivo de otro blog.
Entre risas nos fuimos a dormir esa noche. El día siguiente me esperaban las calles de New York.
Continuará...
La Marmota
El viaje, la expo y la entrevista
En esta aventura nos acompaño Karluka, mi cuñada. Ella viajó de la Ciudad de México e hizo conexión en Dallas. La idea fué que su vuelo de conexión fuera el mismo en donde mi esposa y yo viajaríamos.
Como siempre había los nervios de que fuera a retrasarse su vuelo, que no pasara rápido migración y aduana, o que finalmente no encontrara la siguiente sala. Afortunadamente no hubo ningún problema y llegó a tiempo.
Mi esposa y yo teníamos asientos juntos y Karluka en la fila de atrás al lado de la ventana. Como yo siempre me duermo en el avión, no falla, ofrecí que Karluka tomara mi lugar para que se fuera platicando con su hermana. Grave error.
Cuando llegué a mi asiento me encontré que al lado mío tenía a dos señoras super-pollonas. Tipicas encopetadas, portando las joyas de la corona y super bañadas en perfume. ¡Odio los perfumes! Mejor bañense.
En el avión mantengo un bajo perfil. No me gustan que me molesten. Iban a pasar a repartir bebidas y la señora pollona me despierta para avisarme. ¡Me lleva! Pido un jugo de manzana y me vuelvo a acomodar. De reojo veo como las pollonas sacan de su bolsa una "anforitas" con algo que presumo era alcohol, porque repitieron varias veces la dosis y comenzaron risa y risa. ¡Me lleva!
Me vuelvo a dormir y siento que la pollona me vuelve a despertar para avisarme que me tenía que poner el cinturón de seguridad. ¿Qué no vé que ya lo traigo puesto?.
En eso ya no me pude dormir y me di cuenta que mi esposa y Karluka estaban en plena platica con un piloto fuera de servicio que iba en la misma fila y que estaba practicando su español. El condenado ya sabía hasta el momento media vida mía, en donde trabajo, a qué iba a New York. ¡Que chismositas!. En fin llegamos y el tormento terminó. El olor del perfume de las pollonas me duró varias horas. ¡Que pesadilla de señoras.! Me estuvieron vigilando todo el viaje.
El hotel en donde nos quedamos está a dos cuadras de la meta. Tuve oportunidad de visitar el lugar y comenzar a mentalizarme.
El día siguiente era sábado y nos levantamos temprano. Nos fuimos directamente a la Expo a recoger mi paquete de corredor. No tuve ningún contratiempo. Estuvimos en la expo un buen rato cotorreando. Esta ocasión me di cuenta que solo Asics fué la única compañía que estaba autorizada para vender productos del maratón a diferencia del año pasado. Había otras compañias, pero sus productos no hacía referencia a la carrera. Como es clásico, todo carísimo y la mayoría de los diseños estaban feos.
En la expo se podía grabar un pequeño video que luego sería transmitido en Times Square. He aqui nuestra super producción chafa.
La mecánica era que una vez que quisieramos que el video fuera mostrado en Times Square, teníamos que enviar un mensaje de texto. El video aparecía 3 minutos después. Eso esta bien, pero tal vez hubo muchos corredores extranjeros que no tuvieron oportunidad de enviar el mensaje de texto por no tener teléfono.
Nuestra fama efímera no terminó ahí. Después de la expo nos fuimos a Times Square y comimos en el Olive Garden. No tenía ganas de probar nada a lo que no estuviera acostumbrado.
Al salir de comer sentí que pusieron un micrófono en mi cara. Eran los zonzos de Univisión. ¿Podemos hacerle unas preguntas? - No, pero a ella sí -, y pongo enfrente del micrófono a mi esposa. Y yo comienzo a filmar grabar toda la acción.
De ahí me fuí al hotel y las pollonas-in-the-making se fueron de compras. ¡Santo Dios!. Aproveché para ir al concierto del maratón y me divertí mucho. Los fuegos artificiales estuvieron mas o menos, me tapaba un árbol. De ahí me regresé al hotel.
Llegaron mi esposa y Karluka con mi encargo: Una pizza. Me la estaba cenando mientras estaba viendo la televisión y de repente comienza el noticiero y vi una cara y escena familiar.
Conozco esa cara y estuve presente en esa entrevista, pero... ¿Julia Alvarez?. ¿He vivido con la persona equivocada todo este tiempo? ¡En la madre! Eso me recuerda otra vez en donde mi esposa fué a una entrevista de su trabajo a una estación de radio. ¡En todo el momento el locutor le dijo un nombre equivocado! Como estaban tomando llamadas del público se me ocurrió llamar para hacer mis preguntas. ¡Que cotorreo ese día también! Será motivo de otro blog.
Entre risas nos fuimos a dormir esa noche. El día siguiente me esperaban las calles de New York.
Continuará...
La Marmota
martes, noviembre 16, 2010
2010 Fort Worth Marathon
Sé que había prometido escribir mis experiencias en el maratón de New York, pero estos dos dias fueron muy pesados en mi trabajo. Además mi esposa no me ha terminado de pasar las fotografías que ella tomó con su camara, así que no he podido seleccionar las mejores fotos para mi blog. Espero poder copiarlas el día de hoy.
El jueves pasado decidí inscribirme al maratón de Fort Worth. No lo había hecho antes porque no sabía como iba a terminar después de New York. Estaba temeroso a lastimarme como el año pasado que por buey comencé a correr dos días después y me lesioné la banda iliotibial (ITB). Esto me mantuvo varios meses y tres maratones corriendo con dolor. No le recomiendo a nadie que lo intente.
El día comenzó perfecto. Excelente clima para correr un maratón, alrededor de los 6 oC. Llegamos al lugar de la carrera sin problemas. Fuí a recoger mi número y chip. Faltaba menos de media hora para la hora de salida. Pasé al baño y ahi comenzó mi desgracia...
La carrera comienza y termina al lado de un campo de baseball. El estadio estaba abierto para los corredores, así como los baños. Sin pasar mucho a detalles, ya todo mundo sabe lo que sucede en un baño, entre a una casilla del baño de hombres. Al tratar de salir, crack... que me quedo con todo y manija. ¡Me lleva, solo esto me pasa a mí!. En el intento me corté la mano. ¡Vale queso!. Como estaba haciendo mucho ruido tratando de abrir la puertecilla y ya tenía público tuve que deslizarme por la parte de abajo. Pecho a tierra. ¡Que oso!.
Al salir estaba a punto de iniciar la carrera. Faltaban 5 minutos. Ahi me encontré a Jeremy y Suann. Jeremy es un corredor de ultras que acabo de conocer. Me contó que es la segunda vez que corría un maratón porque el suele correr mas de 50 millas. Lo conocí la vez que participé en el maratón de Tyler, uno de los maratones mas dificiles que he corrido. El lo terminó en menos de 3.5 horas y el fin de semana siguiente corrió un ultra de 100 millas. Nuestra primera carrera fue precisamente Dallas White Rock marathon de 2008. El corrió el medio maratón, y yo el completo.
Jeremy se ofreció a servir de pacer de 4:00 a Suann. Yo les pregunté si podía seguirlos al menos medio maratón. Después de haber corrido NY una semana anterior era muy ambicioso no solo romper mi mejor tiempo de la temporada (4:21), sino mi actual récord personal (4:03) y aún mas bajar de las 4:00 horas. Me habían contado que era posible porque FWM es muy plano así que me dije ¿por qué no?.
Comenzó la carrera llegamos a la milla 1 y encontramos la primera estación de abastecimiento. Luego otra en la milla 2. Suann comentó que el año pasado habían tenido mesas con líquidos cada milla. Pensé que iba a ser un maratón fabuloso. Ya ni en NY están tan seguidas.
Llegamos a la milla 3, nada... 4, menos... 5, hay algo raro, 6, 7, 8, ¡ah chinga!, ¿qué está sucediendo?. Ya estabamos preocupados y le mandé un mensaje a mi esposa para que fuera a una tienda y comprara todos los gatorades que se encontrara. Fue hasta la milla 12 cuando estaba una camioneta repartiendo botellas de agua. Unos metros adelante una mesa de abastecimiento.
Llegamos a la distancia de medio maratón y ahi pude tomar un poco de gatorade. Estaba deshidratado y comenzaba a tener dolor de caballo. Como pude alcancé a Jeremy y Suann justo en la milla 14. Todavía traté de recuperme y en la milla 16.69 estaba mi esposa repartiendo gatorades que había comprado. Tomé un trago y sentí un dolor en mi estómago muy intenso. Vi como se alejaban Jeremy y Suann.
Todavía traté de hacer un esfuerzo por alcanzarlos, pero me fué imposible. Estaba totalmente deshidratado y enojado por lo que había pasado.
En el camino de regreso vi algunos puestos improvisados con gente repartiendo agua y en algunos pocos gatorade.
Como pude llegue a la meta con un mal sabor de boca. Para acabarla me dan mi medalla y le noté algo raro. Estaba chueca. Vi las de los demás y estaban igual. Tardé en darme cuenta, porque me dijo mi esposa que se trataba de una hebilla de cinturón. ¡Cáspita!, por no decir, que no ma...
Además de los premios a los ganadores se iban a rifar otros, inclusive $1000 dolares, así como otros premios no especificados para cada tipo de carrera: Medio maratón, 20 millas y maratón. Mi número de corredor fue el 78. Para mi piñata mala suerte el número 77 fue premiado tanto en el medio maratón y maratón completo, dos veces. ¡Eso es estar salado!
Aún así al final me divertí y fué otro logro. Lo bueno fue la comida. Es digno de comentarlo. Esas fajitas de pollo estuvieron deliciosas. Hubo también hotdogs y pasta. Además de Naranjas, platanos, donas, etc.
Mi esposa ya me esperaba con el ya tradicional y necesario chocolate caliente.
¿Lo correría otra vez? Si, abuelita de batman, ¿por qué no?
La Marmota
Sé que había prometido escribir mis experiencias en el maratón de New York, pero estos dos dias fueron muy pesados en mi trabajo. Además mi esposa no me ha terminado de pasar las fotografías que ella tomó con su camara, así que no he podido seleccionar las mejores fotos para mi blog. Espero poder copiarlas el día de hoy.
El jueves pasado decidí inscribirme al maratón de Fort Worth. No lo había hecho antes porque no sabía como iba a terminar después de New York. Estaba temeroso a lastimarme como el año pasado que por buey comencé a correr dos días después y me lesioné la banda iliotibial (ITB). Esto me mantuvo varios meses y tres maratones corriendo con dolor. No le recomiendo a nadie que lo intente.
El día comenzó perfecto. Excelente clima para correr un maratón, alrededor de los 6 oC. Llegamos al lugar de la carrera sin problemas. Fuí a recoger mi número y chip. Faltaba menos de media hora para la hora de salida. Pasé al baño y ahi comenzó mi desgracia...
La carrera comienza y termina al lado de un campo de baseball. El estadio estaba abierto para los corredores, así como los baños. Sin pasar mucho a detalles, ya todo mundo sabe lo que sucede en un baño, entre a una casilla del baño de hombres. Al tratar de salir, crack... que me quedo con todo y manija. ¡Me lleva, solo esto me pasa a mí!. En el intento me corté la mano. ¡Vale queso!. Como estaba haciendo mucho ruido tratando de abrir la puertecilla y ya tenía público tuve que deslizarme por la parte de abajo. Pecho a tierra. ¡Que oso!.
Al salir estaba a punto de iniciar la carrera. Faltaban 5 minutos. Ahi me encontré a Jeremy y Suann. Jeremy es un corredor de ultras que acabo de conocer. Me contó que es la segunda vez que corría un maratón porque el suele correr mas de 50 millas. Lo conocí la vez que participé en el maratón de Tyler, uno de los maratones mas dificiles que he corrido. El lo terminó en menos de 3.5 horas y el fin de semana siguiente corrió un ultra de 100 millas. Nuestra primera carrera fue precisamente Dallas White Rock marathon de 2008. El corrió el medio maratón, y yo el completo.
Jeremy se ofreció a servir de pacer de 4:00 a Suann. Yo les pregunté si podía seguirlos al menos medio maratón. Después de haber corrido NY una semana anterior era muy ambicioso no solo romper mi mejor tiempo de la temporada (4:21), sino mi actual récord personal (4:03) y aún mas bajar de las 4:00 horas. Me habían contado que era posible porque FWM es muy plano así que me dije ¿por qué no?.
Comenzó la carrera llegamos a la milla 1 y encontramos la primera estación de abastecimiento. Luego otra en la milla 2. Suann comentó que el año pasado habían tenido mesas con líquidos cada milla. Pensé que iba a ser un maratón fabuloso. Ya ni en NY están tan seguidas.
Llegamos a la milla 3, nada... 4, menos... 5, hay algo raro, 6, 7, 8, ¡ah chinga!, ¿qué está sucediendo?. Ya estabamos preocupados y le mandé un mensaje a mi esposa para que fuera a una tienda y comprara todos los gatorades que se encontrara. Fue hasta la milla 12 cuando estaba una camioneta repartiendo botellas de agua. Unos metros adelante una mesa de abastecimiento.
Llegamos a la distancia de medio maratón y ahi pude tomar un poco de gatorade. Estaba deshidratado y comenzaba a tener dolor de caballo. Como pude alcancé a Jeremy y Suann justo en la milla 14. Todavía traté de recuperme y en la milla 16.69 estaba mi esposa repartiendo gatorades que había comprado. Tomé un trago y sentí un dolor en mi estómago muy intenso. Vi como se alejaban Jeremy y Suann.
Todavía traté de hacer un esfuerzo por alcanzarlos, pero me fué imposible. Estaba totalmente deshidratado y enojado por lo que había pasado.
En el camino de regreso vi algunos puestos improvisados con gente repartiendo agua y en algunos pocos gatorade.
Como pude llegue a la meta con un mal sabor de boca. Para acabarla me dan mi medalla y le noté algo raro. Estaba chueca. Vi las de los demás y estaban igual. Tardé en darme cuenta, porque me dijo mi esposa que se trataba de una hebilla de cinturón. ¡Cáspita!, por no decir, que no ma...
Además de los premios a los ganadores se iban a rifar otros, inclusive $1000 dolares, así como otros premios no especificados para cada tipo de carrera: Medio maratón, 20 millas y maratón. Mi número de corredor fue el 78. Para mi piñata mala suerte el número 77 fue premiado tanto en el medio maratón y maratón completo, dos veces. ¡Eso es estar salado!
Aún así al final me divertí y fué otro logro. Lo bueno fue la comida. Es digno de comentarlo. Esas fajitas de pollo estuvieron deliciosas. Hubo también hotdogs y pasta. Además de Naranjas, platanos, donas, etc.
Mi esposa ya me esperaba con el ya tradicional y necesario chocolate caliente.
¿Lo correría otra vez? Si, abuelita de batman, ¿por qué no?
La Marmota
viernes, noviembre 12, 2010
Todavía estoy ordenando mis ideas de lo que viví en NYC. No sé por donde comenzar. Todo salió perfecto. Hubo muchos detalles que vale la pena comentar.
La carrera estuvo increíble. Volví a sentir la confianza y velocidad que perdí después de una temporada sumamente lenta.
Agradezco de todo corazón todas las muestras de apoyo y de cariño que recibí de mis amigos. Sus buenos deseos me ayudaron mucho durante las etapas mas difíciles de la carrera. Desafortunadamente la conexión de datos fué nuevamente pésima. Me hubiera gustado enviarles actualizaciones mientras corría.
Cumplí con mi meta principal de correr el maratón mas rápido que lo que hice el año pasado cuando me sentía mejor preparado. Estos han sido mis tiempos:
2009 NYC maratón - 04:27:37
2010 NYC maratón - 04:21:07
La próxima semana voy a escribir varios blogs de mis experiencias el viaje, la expo y la carrera.
Agradezco a Dios el permitirme haber vivido nuevamente esta experiencia inolvidable.
Haber sido parte del que hasta ahora ha sido el maratón mas grande del mundo por el número de corredores y finalistas ha sido un honor y orgullo.
A mi esposa y Karluka que estuvieron siguiéndome en bicicletas que rentaron, que se treparon como changos a puentes para verme pasar y me recibieron afuera del hotel justo a tiempo con un buen chocolate caliente y un pan dulce todo mi amor.
Ahora me embarco en una nueva aventura, mi próximo maratón será ¡Este domingo! Dios mío, ¿estaré loco?. Tal vez, pero ya me siento bien. Mis piernas están recuperadas al 100%. Es probable que vaya a estar un poco fría la mañana del domingo, pero aún así a una temperatura agradable para correr.
En esta ocasión voy a correr el maratón de Fort Worth. Me dicen los que lo han corrido que es una ruta relativamente plana. El ultrarunner @jldrunner va a servir de pacer de 4:00 horas y me invitó a correr con él. Mi PR de medio maratón es 1:56. Voy a tratar de seguirlo lo mas que pueda. Esta es mi oportunidad de batir mi PR de maratón: 4:03:07. Voy con todo y pongo el resto mas mi cambio y taparoscas.
La Marmota
Mi llegada en al maratón de New York 2010
jueves, noviembre 04, 2010
New York ahi te voy...
Mañana estaré viajando a la ciudad de New York para participar en la edición 41 del maratón con mas participantes en el mundo. Tengo una gran felicidad y mi meta será hacerlo mejor que el año pasado.
Lo prometido es deuda. Cuando corrí el Maratón de la Ciudad de México participé apoyando la asociación Con Ganas de Vivir que se dedica a ayudar a personas de bajos recursos diagnosticadas con cáncer. La mecánica era que personas compararan mis kilómetros del maratón y cada uno valía $100 pesos.
Solicité ayuda a mis amigos y familiares en México. Nadie me compró ni un kilómetro. Fué una gran decepción. Solo hubo dos personas que aún sin conocerme y a las cuales no he tenido la oportunidad de agradecerles personalmente creyeron en mi: Adriana Sánchez e Isabel Núñez Cruz. Ahora es mi oportunidad de agradecerles de la única forma que por el momento puedo: corriendo. A ellas les dedico mis primeras 20 millas del Maratón de New York.
Este maratón también se lo quiero dedicar a mi madre, que sé que siempre está conmigo. La vi partir victima de cáncer cuando yo solo tenía 7 años y no sabía lo que exactamente sucedía, pero me daba cuenta que no era nada bueno. Todo cambió en mi vida en cuestión de unos dias en los que mis padres fueron informados de la terrible noticia. Me quedé con muchas cosas por decirle a mi mamá la última vez que la vi con vida, ahora es la oportunidad de decirselas.
También quiero que este maratón sea para mi Tía A, la mujer que se hizo cargo de mi cuando mi madre murió, mientras mi papá seguía trabajando. Es mi segunda madre y me siento afortunado. Sin tener ninguna obligación aceptó quedarse a cargo de mis hermanos y de mi. Sin ella no sería la persona que soy ahora.
Finalmente a la mujer que amo:. Mi esposa. Mi directora de logística y la que aguanta mis nervios previos a una carrera.
No es una carrera fácil pero estoy listo. Ya me ví...
La Marmota
Mañana estaré viajando a la ciudad de New York para participar en la edición 41 del maratón con mas participantes en el mundo. Tengo una gran felicidad y mi meta será hacerlo mejor que el año pasado.
Lo prometido es deuda. Cuando corrí el Maratón de la Ciudad de México participé apoyando la asociación Con Ganas de Vivir que se dedica a ayudar a personas de bajos recursos diagnosticadas con cáncer. La mecánica era que personas compararan mis kilómetros del maratón y cada uno valía $100 pesos.
Solicité ayuda a mis amigos y familiares en México. Nadie me compró ni un kilómetro. Fué una gran decepción. Solo hubo dos personas que aún sin conocerme y a las cuales no he tenido la oportunidad de agradecerles personalmente creyeron en mi: Adriana Sánchez e Isabel Núñez Cruz. Ahora es mi oportunidad de agradecerles de la única forma que por el momento puedo: corriendo. A ellas les dedico mis primeras 20 millas del Maratón de New York.
Este maratón también se lo quiero dedicar a mi madre, que sé que siempre está conmigo. La vi partir victima de cáncer cuando yo solo tenía 7 años y no sabía lo que exactamente sucedía, pero me daba cuenta que no era nada bueno. Todo cambió en mi vida en cuestión de unos dias en los que mis padres fueron informados de la terrible noticia. Me quedé con muchas cosas por decirle a mi mamá la última vez que la vi con vida, ahora es la oportunidad de decirselas.
También quiero que este maratón sea para mi Tía A, la mujer que se hizo cargo de mi cuando mi madre murió, mientras mi papá seguía trabajando. Es mi segunda madre y me siento afortunado. Sin tener ninguna obligación aceptó quedarse a cargo de mis hermanos y de mi. Sin ella no sería la persona que soy ahora.
Finalmente a la mujer que amo:. Mi esposa. Mi directora de logística y la que aguanta mis nervios previos a una carrera.
No es una carrera fácil pero estoy listo. Ya me ví...
La Marmota
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